martes, 8 de marzo de 2016

TRASLADO DE LOS RESTOS DEL GENERAL ALBACETE Y FUSTER AL PANTEON DE MARINOS ILUSTRES (General de División Juan Chicharro Ortega

 




image1 (1)Por fin, y ya era hora. Ciento diez años después de su fallecimiento los restos mortales del que fuera General Inspector del Cuerpo de Infantería de Marina y héroe de la tercera guerra carlista, reposan en el Panteón de Marinos Ilustres ubicado en la población militar de San Carlos en San Fernando (Cádiz). En efecto, dando cumplimiento a la Orden Ministerial 9/2016, el pasado viernes 4 de marzo, y bajo la presidencia del Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada, se procedió al enterramiento definitivo de sus restos mortales en el citado  Panteón.
Culmina así una larga ambición de los infantes de marina de ver a quien fuera uno de sus héroes más notables en el sitio que le corresponde.
image1Albacete y Fuster no es un personaje muy conocido fuera del ámbito de la Infantería de Marina, así como no lo son, inexplicablemente, tampoco tantos héroes anónimos que a lo largo de casi cinco siglos han servido a España en este Cuerpo y en la Armada; en efecto, creo no andar muy descaminado si les digo que junto a Segundo Díaz de Herrera, el héroe de Cantavieja, es -me parece- el único infante de marina cuyos restos reposan en el Panteón. Resulta cuando menos extraña esta peculiar situación tal como lo son, igualmente, las escasas referencias que en el magnífico Museo Naval de Madrid aparecen respecto a la historia de la Infantería de Marina.
image1 (2)Pero, ¿quién fue Albacete y Fuster?
Don Joaquín Albacete y Fuster nació el 10 de julio de 1837 en la ciudad de Barcelona. En el año 1852 ingresó en el Cuerpo de Infantería de Marina, sirviendo en este glorioso cuerpo hasta el 13 de julio de 1905. Obtuvo su primer empleo en marzo de 1852 y alcanzó el grado de General de División en 1899. Durante toda su vida demostró una excelente capacidad profesional y dotes de mando, dando cumplida prueba de su amor a España y entrega a la carrera de las armas.
Fue un ejemplo constante por sus cualidades profesionales y personales que se pusieron de manifiesto en los combates donde participó, tanto en la Península con ocasión de las Guerras Carlistas como en las provincias de ultramar de Filipinas y Cuba. Por los triunfos y gestas realizados en esta última campaña fue declarado Benemérito de la Patria, por Acuerdo de las Cortes de 6 de abril de 1870.
Durante su dilatada carrera militar recibió muchos reconocimientos oficiales por su arrojo, valor y buen hacer en todas las acciones llevadas a cabo en los múltiples escenarios en los que combatió, y por las que se le concedieron numerosas condecoraciones y ascensos por méritos de guerra.
Destacó de forma heroica durante la tercera guerra carlista en las acciones
desarrolladas en el mes de marzo de 1874 en Somorrostro, San Pedro de Abanto y Caserío de Murrieta, en las que participó al mando del 2º Batallón del entonces Primer Regimiento de Infantería de Marina. En particular, por los méritos contraidos en la épica jornada de San Pedro de Abanto y en la toma del Caserío de Murrieta que, con mayor detalle y precisión, paso a relatar para un mejor conocimiento de la persona en cuestión:albacete“En la mañana del día 27 de marzo de 1874 comenzaron los asaltos de las unidades del Ejército contra la posición defensiva de San Pedro de Abanto defendida por los carlistas, fracasando en todos sus intentos debido a lo formidable de la posición defensiva, compuesta de diferentes posiciones, naturalmente fuertes, excelentemente defendidas con obstáculos, zanjas, fogatas y carriles y por una intrincada red de trincheras con parapeto cuyo trazado permitía cruzar el fuego con gran eficacia; no en vano, dicha posición era clave para romper el cerco a la ciudad de Bilbao, y el Estado mayor carlista, consciente de ello, estaba decidido a defenderla a toda costa.
Visto que el general empezaba a considerar el repliegue de sus tropas ante la imposibilidad de tomar la posición, el Tcol. Albacete y Fuster se presentó ante el mismo y solicitó permiso para entrar con su batallón en San Pedro de Abanto, a lo que el General Serrano accedió diciéndole. ‘Buena suerte; la causa está en sus manos’.
Comenzó el asalto al paso largo, protegidos los flancos del batallón por las unidades del Ejército, así como por los fuegos de la artillería propia y comenzaron a producirse las primeras bajas.
Al ocaso, se ordenó ‘paso de ataque’, empezando un duro combate nocturno a la bayoneta, trinchera a trinchera, llegando el Tcol. Albacete a ordenar. ‘¡¡Sres. capitanes, a la cabeza de sus compañías!!’
Esta gesta será incluso glosada por el caudillo carlista Abanabes: ‘… un batallón de Infantería de Marina intentó asaltar los parapetos. Los nuestros hicieron una, y otra, y muchas descargas nutridísimas. Los marinos ensangrentaron el suelo, pero no desmayaron, y volvieron al intento. Casi quedó en cuadro el batallón, pero los que quedaron se defendieron con bravura’.
A pesar del castigo, la unidad siguió avanzando y cayó de repente a la bayoneta sobre el caserío de Murrieta del que se apoderaron obligando a los defensores a retirarse a sus trincheras interiores entre Murrieta y San Pedro.
Se culminó la cumbre y se llegó al pueblo, poniendo en fuga a las unidades carlistas, siendo difícil parar el ímpetu de la tropa, que no obstante mandar ‘alto al avance’, persiguieron por la ladera opuesta a los enemigos en fuga.
Efectuado el recuento, se evidenció el alto número de bajas; había caído un tercio de la fuerza; como botón de muestra, de la 1a Cía., sólo quedaron en pie tres hombres.
Como resultado del juicio contradictorio abierto para demostrar los méritos de esta unidad, habiendo acreditado no sólo arrojo y bizarría, sino además, haber dejado tendida en el campo más de la mitad de su fuerza, se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando, por lo que pasó a ostentar su bandera la correspondiente corbata, que actualmente luce con orgullo el hoy Tercio Sur de Infantería de Marina entonces primer Regimiento.”
Albacete y Fuster terminó su carrera militar con el empleo de General de División, siendo Inspector General del Cuerpo durante 6 años. El día 13 de julio de 1905 pasó a la reserva tras 53 años de servicio ejemplar, falleciendo en Madrid el 7 de julio de 1906.
Sin duda uno de los más destacados infantes de marina de nuestra historia y que se ha hecho acreedor a que la Armada lo enaltezca y distinga, conservando sus restos mortales en el Panteón de Marinos Ilustres para ejemplo de generaciones futuras.
Tal y como les decía, fue un heroe desconocido para la mayoría, entre otros tantos, que por fin tiene su reconocimiento, pero que se encuentra en la larga lista de muchos más, de los que doy alguna razón y que merecen ser recordados igualmente; así, citaré a los siguientes: Martín Álvarez, granadero a bordo del navío San Nicolás de Bari, en el combate naval de Cabo San Vicente; los soldados Rama y Cancela que, rodeados por 1.800 insurrectos en Holguín (Cuba, 1895), defendieron su puesto a fuego y machete hasta perder la vida; el Teniente Ristori que, por la heroica defensa del arsenal Cavite y luego en Bacoor en 1898, en donde pierde su brazo, se hace merecedor de la Laureada de San Fernando; el soldado Domingo Díaz Novalta que, a bordo de la fragata Numancia en 1913, se hace merecedor de la misma condecoración; el soldado Manuel Lois García, perteneciente a la guarnición del crucero Baleares (1937), a quien por su heroica acción al arrojar con sus propias manos los saquetes de pólvora incendiados tras ser el crucero alcanzado por un proyectil -y, con ello lograr salvar la vida de sus compañeros, a costa de la propia, y posiblemente el propio buque- se le impuso la Medalla Naval Individual y posteriormente la Cruz Laureada fjdtzode San Fernando.
Hoy, quizás rememorando a tantos otros, el General Albacete y Fuster yace al fin en el Panteón de los Marinos Ilustres y es aquí donde se hace necesario comentar, a quienes lean estas líneas, qué es el mencionado Panteón. Ante todo, en primer lugar, daré una breve descripción y luego una efectuaré una consideración personal sobre el mismo.
El Panteón de Marinos Ilustres es un edificio de estilo neoclásico, construido en el siglo XVIII y que está ubicado dentro del recinto de la Población militar de San Carlos, en San Fernando (Cádiz), en el que descasan los restos mortales de numerosos marinos españoles. Fue a partir del 10 de octubre de 1850,  cuando una Real Orden estableció dotar a este edificio como Panteón, antes concebido como una Iglesia. Desde entonces y hasta ahora la construcción ha dado cobijo a los restos mortales de aquellos –obviamente sólo algunos – que, llevados por su alto concepto del honor o movidos por su abnegado sentido del deber, alcanzaron el reconocimiento y la gloria, ya fuera dando ejemplo de bizarría en el campo de batalla, cultivando las letras o desarrollando las ciencias. Hoy día el Panteón de Marinos Ilustres forma parte de la Escuela de Suboficiales de la Armada y se ha convertido en lugar de cita inexcusable tanto para los habitantes de San Fernando como para los turistas que visitan la ciudad, que encuentran entre sus muros retazos de la historia de España.image1 (3)
Pero, tal y como es denominado, siempre fue considerado un Panteón para hombres ilustres, algo que lleva a cierta confusión, al menos en mi opinión, por lo que expondré el porqué de mis reticencias. Fue a raiz de que cayera en mis manos un expediente relativo a la ambiciónn de la Infantería de Marina de que los restos del laureado de San Fernando, el soldado Manuel Lois García, héroe del crucero Baleares, reposaran en el Panteón citado. Aún recuerdo mi asombro cuando dicha propuesta fue rechazada por el mando correspondiente de la Armada de entonces alegando -en informe detallado- que, si bien se reconoce a dicho soldado como héroe, no se le podía considerar como hombre ilustre. Al  parecer, para los que gobernaban entonces la Armada, el dar su vida por la patria y recibir la más alta condecoración española no le convertían a uno en hombre ilustre. Se ve que el que tomó aquella decisión desconocía esa conseja militar que tan a gala tenemos los infantes de marina y que da sentido a nuestro esprit de corps: “Cuando leas tu hoja de servicios no te vanaglories; piensa quienes son de verdad los que la han escrito”.
Como decía el otro día, en un emotivo y solemne Acto, se trasladaron los restos mortales de quien fuera General Inspector del Cuerpo de IM (hoy la denominación correcta sería Comandante General de la IM) al Panteón de Marinos Ilustres. Me ha llamado la atención que, al contrario de lo acaecido en actos similares a los que tuve ocasión de asistir (es lo malo de ser “veterano”), sus restos no iban en el tradicional armón de artillería sino en un vehículo “Hummer”, algo a primera vista cuando menos extraño e inusual , pero en cualquier caso no le doy mayor importancia a este hecho toda vez que dicho vehículo es un medio de combate y esto cuadra perfectamente con la personalidad de dicho General y de los infantes de marina. Un Cuerpo de la Armada cuyo basamento moral es su disposición para el combate y las  operaciones. Un Cuerpo donde la disciplina, la lealtad demostrada y la alta moral, constituyen la esencia de su espíritu. Lástima que en estos momentos las penurias económicas limiten sus actividades de forma notable, como se puede apreciar por la minoración de los emolumentos al efecto, así como por las restricciones de llevarlas a cabo en diferentes campos de adiestramiento, algo muy necesario y hasta ahora ya habitual. Hoy ya  no vemos a los infantes de marina en el Líbano, Afganistán o en Irak a la par que instruyéndose en San Gregorio, El Teleno, Cerro Muriano o Viator, como sí lo hacían hace apenas un lustro, pero nadie dude de que estos hechos no merman en absoluto la moral de nuestros soldados de la mar, que siguen el derrotero marcado por el heroico Teniente Coronel Don Joaquín Albacete y Fuster.
foto1Son 479 años de historia al servicio de España y del Rey, pese a que sus vicisitudes apenas sean reflejadas en El Museo Naval; pero al menos hoy en el Panteón de Marinos ilustres, ya figuran dos infantes de  marina, más que ilustres, heroicos, recordando a tantísimos otros acogidos al Señor de los ejércitos.
DESDE 1537 POR TIERRA Y POR MAR.
General de División(R.) Infantería de Marina Juan Chicharro Ortega

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