El Rufián, Gabriel, se vistió el pasado viernes de hombre de negro y subió al estrado del Congreso para decirle “no” a Sánchez.
Rubén Olmeda
Domingo, 6. Marzo 2016 - 16:55
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Dice la Real Academia Española (RAE) que rufián es “persona sin honor, perversa, despreciable”, y también “hombre dedicado al tráfico de la prostitución”. Hay quien alude a la palabra del latín “rufus" que significa pelirrojo o rubio y que podría venir de la costumbre de ponerse pelucas que tenían las putas romanas.
Esta palabra ha vuelto a nuestras vidas de la mano de un “charnego independentista”, como él mismo se define, de nombre Gabriel Rufián, diputado de ERC en el Congreso de los Diputados y nuevo líder de la izquierda republicana catalana. Su mera definición es una patología, porque un charnego independentista (que los hay, ojo, y muchos) es como un acróbata con vértigo. Alguien que se acerca a tu casa a jugar al scattergories y que a media partida se lleva el juego porque no gana.
El Rufián, Gabriel, se vistió el pasado viernes de hombre de negro y subió al estrado del Congreso para decirle “no” a Pedro Sánchez, pero lo hizo como “el hombre sin nombre” de El bueno, el feo y el malo cuando decía aquello de “Ya ves. En este mundo hay dos tipos de personas, amigo: los que tienen un revólver cargado y los que cavan. Y tú cavas”. Al más puro estilo spaguetti western, Rufián utilizaba un tono sobrio, pausado en exceso, amenazante, al dirigirse a Pedro Sánchez, a Rajoy y a Rivera. Le miraba perdonándoles la vida y anunciándoles que “ellos” ya han ganado, que Cataluña ya es independiente aunque no se hayan enterado. Hablaba metiendo la barbilla hacia dentro, agachando el mentón y frunciendo el ceño, como si tuviera reflujos.
Rufián trae, al menos, un nuevo tono al Parlamento y le podemos agradecer ese I+D en venta de humo político, ahora tenemos un nuevo Sheriff en el Congreso. Lo agradable de la cosa es que a este indepe le queda bien la chaqueta, quizá se le pegó algo de su paso por El Corte Inglés o H&M, pero desde luego que se agradece que te perdone la vida alguien que sabe combinar el zapato con el cinturón, no como Joan Tardá, que parece que vive en un eterno amanecer post guateque.
Nos dará grandes tardes de gloria este Rufián, venderá su marca personal como charnego indepe y nos dirá que el derecho a votar es más importante que el derecho a la vida, lo veremos. Se irá soltando poco a poco y acabará diciendo barbaridades, seguro. Lo que no parece que le vayamos a escuchar es el nombre de la empresa en la que supuestamente ha trabajado 10 años, porque no lo ha querido desvelar, quizá porque no exista. Pero no me digan que no tiene gracia que haya un nuevo Sheriff indepe en la ciudad, que ha trabajado en la empresa menos indepe que tenemos, El Corte Inglés.
Queridos lectores (y lectoras, como diría aquel) nunca el ADN, la genealogía y la historia se unieron para que un apellido le sentará tan bien a alguien. Sonido de espuelas…viene Rufián.
Esta palabra ha vuelto a nuestras vidas de la mano de un “charnego independentista”, como él mismo se define, de nombre Gabriel Rufián, diputado de ERC en el Congreso de los Diputados y nuevo líder de la izquierda republicana catalana. Su mera definición es una patología, porque un charnego independentista (que los hay, ojo, y muchos) es como un acróbata con vértigo. Alguien que se acerca a tu casa a jugar al scattergories y que a media partida se lleva el juego porque no gana.
Rufián trae, al menos, un nuevo tono al Parlamento y le podemos agradecer ese I+D en venta de humo político, ahora tenemos un nuevo Sheriff en el Congreso. Lo agradable de la cosa es que a este indepe le queda bien la chaqueta, quizá se le pegó algo de su paso por El Corte Inglés o H&M, pero desde luego que se agradece que te perdone la vida alguien que sabe combinar el zapato con el cinturón, no como Joan Tardá, que parece que vive en un eterno amanecer post guateque.
Nos dará grandes tardes de gloria este Rufián, venderá su marca personal como charnego indepe y nos dirá que el derecho a votar es más importante que el derecho a la vida, lo veremos. Se irá soltando poco a poco y acabará diciendo barbaridades, seguro. Lo que no parece que le vayamos a escuchar es el nombre de la empresa en la que supuestamente ha trabajado 10 años, porque no lo ha querido desvelar, quizá porque no exista. Pero no me digan que no tiene gracia que haya un nuevo Sheriff indepe en la ciudad, que ha trabajado en la empresa menos indepe que tenemos, El Corte Inglés.
Queridos lectores (y lectoras, como diría aquel) nunca el ADN, la genealogía y la historia se unieron para que un apellido le sentará tan bien a alguien. Sonido de espuelas…viene Rufián.
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