
El caso es que estos últimos días, los ritmos severos e inconfundibles al compás de los tambores y las cornetas clamando impertérritas justicia para el Divino Condenado por la justicia humana, me han recordado que se aproxima la Semana Santa. Una de los pocas manifestaciones que van quedando de cuantas nos anunciaban, no hace mucho, esta cita no solo con nuestra fe, sino que también lo es con nuestra cultura y nuestras tradiciones.
Haciendo acopio de aquella piedad que nos inculcaron nuestros padres, más lo que uno ha ido poniendo a lo largo de los años, se duele uno de la imagen descarnada de un hombre inmolándose por toda la humanidad sujeto por dos maderos. Se sintoniza con los versos inmortales de Antonio Machado
¿Quién me presta una escalera
para subir al madero
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?

Mas un travieso aldeano,
una precoz criatura
de corazón noble y sano
y alma tan grande y tan pura
como el cielo castellano.
Que describió el gran José María Gabriel y Galán, salmantino y charro, recordando a un niño que se plantó ante el paso procesional de la flagelación y le lanzó una pedrada
A aquél sayón inhumano,
que al dulce Jesús seguía
con el látigo en la mano.
Haciendo rodar su cabezota de cartón piedra. Y al ser interrogado por qué lo había hecho, contestó el rapazuelo: -¡Porque sí; porque le pegan, sin haber ningún motivo!
Si, busca uno una escalera para arrancar aquello clavos injustos e innecesarios con los que nos quieren laminar prácticas y sentimientos que son parte de un acervo religioso y cultural de todo un pueblo sustituyéndolos por una “semana de festividades” o “fiestas de primavera”.
Si, definitivamente si hace falta una escalera. Pero antes habrá que subir la imagen de Cristo al madero, como lo hacen los legionarios con la de su protector, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, para entronizarlo y acompañarlo en una de las muchas procesiones , esas oraciones colectivas, síntesis de ética y estética, que desbordan nuestros pueblos y ciudades. ¿Por qué negarle a unos soldados, gente preparada y mentalizada para enfrentarse cara a cara con la muerte, la devoción y el fervor y mostrarlo como ellos lo saben hacer: en formación cerrada, marcando el paso tras su Cristo?


Nada menos que un poeta de la talla de José María Pemán. si, Don José María, aquel que nos dejó la letra de un himno para todos los españoles – “Gloria a la patria que supo seguir sobre el azul del mar el caminar del sol”- Dejó también unos inmortales versos ante la imagen del Cristo:
Señor, aunque no merezco
que tu escuches mi quejido;
por la muerte que has sufrido,
escucha lo que te ofrezco
y escucha lo que te pido:
A ofrecerte, Señor, vengo
mi ser, mi vida, mi amor,
mi alegría, mi dolor;
cuanto puedo y cuanto tengo;
cuanto me has dado, Señor.
Y a cambio de esta alma llena
de amor que vengo a ofrecerte,
dame una vida serena
y una muerte santa y buena.
¡Cristo de la Buena Muerte!
Los días que preceden a la procesión los legionarios le acompañarán en un viacrucis y le harán una guardia de honor. No rige el reglamento de orden cerrado en estas ocasiones, sino la tradición. Por eso, los legionarios hincarán ante su Cristo la rodilla en tierra como manifestación de sus creencias y sentimientos

… que los legionarios llevamos
En pos este lema y esta fe:
De rodillas ante Dios
Ante los hombres de pie.
¿A quién puede molestar esa manifestación de fe, de cultura y tradición?
¿Dónde están y quienes son
esos gigantes de mierda
que sin apurar la cuerda
murmuran de La Legión.
Pueblo de nuestra nación
bien soñada y bien parida
La Legión es pueblo y vida
del pueblo, y contra sí mismo
se mete quien su heroísmo
trata de lucha suicida.

Yo, que con los hombres voy,
viendo a Jesús padecer,
interrogándome estoy:
¿Somos los hombres de hoy
aquellos niños de ayer?
Adolfo Coloma contreras
General de Brigada (R) del Ejército
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