“El arte de la guerra” del maestro, filósofo, político y militar Sun
Tzu
(Artículo
extraído de “El Confidencial Digital”)
Las enseñanzas del maestro Sun llevan impartiéndose desde
hace años en el ejército o la empresa.
Las
fuerzas entre ejércitos nunca son iguales: por eso los pequeños deben
aprovechar las flaquezas de los grandes.
(Corbis)
Estoy seguro de que la gente que se encuentra al mando ha
leído a Sun Tzu, que escribió El
arte de la guerra. En él dice “si conoces a tu enemigo y te conoces a ti mismo,
no deberías temer el resultado de mil batallas. Si te conoces a ti mismo pero
no a tu enemigo, por cada batalla que ganes sufrirás una derrota”. Y él
sigue diciendo ‘si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, perderás todas las
batallas’.
Esta fue la respuesta que Bob Dylan dio a Mikal
Gilmore en una entrevista concedida a Rolling Stone pocos días
después de los atentados del 11 de septiembre. Pero la influencia del escritor
chino Sun Tzu venía de “algo antes”, cuando comenzó a ser utilizado como referencia por las Escuelas de Negocio o las universidades a la
hora de analizar el mundo de la competencia y la organización empresarial. Años
antes, la marina americana ya había distribuido entre sus soldados ejemplares
del libro, que tiene alrededor de 2.500 años de antigüedad, como inspiración
militar.
Las frases del estratega chino muestran una capacidad tal de
síntesis, sin caer en la simplificación, que muchas de ellas han pasado ya a la historia militar,
especialmente después de su descubrimiento en Occidente durante el siglo XVIII.
En el fondo, la lección más importante que proporciona el libro tiene mucho que
ver con la era en que vivimos, es decir, la de la información.
La
información es poder
Un gran número de las lecciones de Tzu, como ya hemos visto
en el recitado de Dylan, tienen que ver con la noción de que la información es
poder. Ello tiene, a su vez, un interesante correlato, que es que aquellos que
consideran que lo saben todo y que no necesitan observar a su adversario se encuentran
en el camino a la derrota. “A no ser que
te mantengas informado de la situación del enemigo y estés listo para atacar en
cualquier momento, una guerra puede alargarse durante años”, dejó
escrito Tzu hace siglos.
“La única manera de conseguir esa
información es contratando espías, y es imposible contratar espías
leales si no estás dispuesto a pagarles convenientemente”. Quizá sea un tanto radical sobornar a un compañero para que
nos ayude en nuestra empresa, pero lo que sí podemos hacer es trazar alianzas
de conveniencia, o intentar buscar intereses comunes que beneficien a ambos.
En realidad es aún más sencillo que eso: simplemente siendo
agradables, charlando con los demás y ganándonos su confianza podemos
conseguir tanto esa información que puede ser clave en cualquier momento como
un leal aliado que luchará a nuestro lado cuando estalle la guerra. A pesar del
lenguaje belicista, no hay que pensar todas estas relaciones como una hipócrita
manifestación de interés, sino como el
establecimiento natural de redes de apoyo y confianza.
Lo que Sun Tzu y sus hermeneutas proponen no se encuentra
tan lejano a aquello que se ha considerado una de las grandes virtudes de Warren Buffett. Como publicamos
recientemente, tanto él como su colega Charlie
Munger dedicaban grandes cantidades de tiempo cada día a la lectura de
libros, informes y artículos que les permitiesen tomar las mejores decisiones, de forma que no dependiesen de nadie
más que de sí mismos a la hora de elegir entre un camino u otro.
El
arte del engaño
La información y el uso que de ella se hace funcionan en
ambos sentidos. No sólo nosotros debemos intentar conocer todos los detalles
posibles de la preparación y situación de los que se interponen en nuestro
camino, sino que debemos resultar opacos
ante ellos. “Se debe aprovechar cualquier circunstancia a favor de nuestro ejército
y que permita manipular al enemigo, engañándolo y teniéndolo siempre confundido”.
El libro nos enseña a desconfiar de la posibilidad de que el
enemigo no venga: tarde o temprano, lo hará “Cuando podamos atacar, debe
parecer que no podemos; si estamos cerca, debemos hacer pensar que estamos
lejos; parecer indefensos cuando somos más fuertes que él”. Todo ello tiene un objetivo: que el
enemigo piense que es más fuerte que nosotros y, así, poder ganar la batalla.
El otro lado del conocimiento es la arrogancia, uno de los mayores problemas
que el propio Sun Tzu ha identificado entre los perdedores. La guerra no es
justa, puesto que las fuerzas nunca son equivalentes. Y, en esa circunstancia,
el débil siempre debe aprovechar las flaquezas del contrario, especialmente si
se trata de su arrogancia. “Extiende cebos para atrapar al enemigo. Finge desorden, y aplástalos”.
Otras
lecciones
Se pueden extraer cientos de enseñanzas del libro de Sun Tzu
(una por cada sentencia), quizá uno de los volúmenes que más se han releído en
la historia del hombre. A continuación recogemos tres citas significativas que
pueden ayudarnos en nuestra vida.
“El
arte de la guerra nos enseña a no confiar en la posibilidad de que el enemigo
no venga, sino en nuestra propia preparación para recibirlo”
A menudo preferirnos no contemplar la posibilidad de que
algo pueda ir mal, por lo que simplemente cruzamos los dedos y tocamos madera para que nada ocurra. Y, sin
embargo, de esa manera estamos engañándonos a nosotros mismos. Sólo es cuestión
de tiempo que algo se trunque, así que anticípate a todas las potenciales
dificultades y prepárate.
“Disciplinado
y calmado, a la espera de la aparición de alboroto y desorden entre el enemigo;
ese es el arte de mantener el auto control”
Aquellas personas capaces de mantener la cabeza fría en los
momentos críticos son los que probablemente tomen las decisiones que les
permitan salir adelante en el largo plazo. No se trata únicamente de pensar con
calma, sino también de saber esperar al
momento en que de verdad debemos dar un paso adelante.
“El general que avanza sin codiciar
la fama y se retira sin temer a la deshonra, cuyo único pensamiento es proteger
a su país y hacer un buen servicio a su soberano, es la joya del reino”
A pesar de la fama que Sun Tzu tiene como impenitente y
manipulador estratega debido a su defensa del engaño, el escritor no duda
un instante en defender que el papel definitivo de un líder no es el propio
beneficio, sino ayudar a que todos los suyos alcancen sus objetivos. Tus
aliados son tus amigos, y viceversa.
Bien, hermanos Custodios…como véis,
resulta obvio que el enemigo de Occidente, esa maraña de Al Quaeda…(de la que
ya nadie habla)…sí que ha leído a Sun Tzu.
Lo demuestra día a día, al hacer que
nos olvidemos de su organización, sólo aparentemente desorganizada.
Nos han puesto como cebo el ejercito
“Isis”, y así hemos tragado el cebo y anzuelo del enemigo visible…mientras se
nos cuela en casa y sentamos a nuestra mesa al enemigo invisible.
Una vez más el triunfo del mal, es hacer pensar y creer que
no existe.
Custodio JLA
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