sábado, 19 de septiembre de 2015

Jose Luis Aparisi ,nos remite este articulo Las fuerzas entre ejércitos nunca son iguales: por eso los pequeños deben aprovechar las flaquezas de los grandes. (Corbis)


El arte de la guerra del maestro, filósofo, político y militar Sun Tzu

(Artículo extraído de “El Confidencial Digital”)

Las enseñanzas del maestro Sun llevan impartiéndose desde hace años en el ejército o la empresa.

 

Las fuerzas entre ejércitos nunca son iguales: por eso los pequeños deben aprovechar las flaquezas de los grandes. (Corbis)

Estoy seguro de que la gente que se encuentra al mando ha leído a Sun Tzu, que escribió El arte de la guerra. En él dice si conoces a tu enemigo y te conoces a ti mismo, no deberías temer el resultado de mil batallas. Si te conoces a ti mismo pero no a tu enemigo, por cada batalla que ganes sufrirás una derrota”. Y él sigue diciendo ‘si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, perderás todas las batallas’.

Esta fue la respuesta que Bob Dylan dio a Mikal Gilmore en una entrevista concedida a Rolling Stone pocos días después de los atentados del 11 de septiembre. Pero la influencia del escritor chino Sun Tzu venía de “algo antes”, cuando comenzó a ser utilizado como referencia por las Escuelas de Negocio o las universidades a la hora de analizar el mundo de la competencia y la organización empresarial. Años antes, la marina americana ya había distribuido entre sus soldados ejemplares del libro, que tiene alrededor de 2.500 años de antigüedad, como inspiración militar.

Las frases del estratega chino muestran una capacidad tal de síntesis, sin caer en la simplificación, que muchas de ellas han pasado ya a la historia militar, especialmente después de su descubrimiento en Occidente durante el siglo XVIII. En el fondo, la lección más importante que proporciona el libro tiene mucho que ver con la era en que vivimos, es decir, la de la información.

La información es poder

Un gran número de las lecciones de Tzu, como ya hemos visto en el recitado de Dylan, tienen que ver con la noción de que la información es poder. Ello tiene, a su vez, un interesante correlato, que es que aquellos que consideran que lo saben todo y que no necesitan observar a su adversario se encuentran en el camino a la derrota. “A no ser que te mantengas informado de la situación del enemigo y estés listo para atacar en cualquier momento, una guerra puede alargarse durante años”, dejó escrito Tzu hace siglos.

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“La única manera de conseguir esa información es contratando espías, y es imposible contratar espías leales si no estás dispuesto a pagarles convenientemente”. Quizá sea un tanto radical sobornar a un compañero para que nos ayude en nuestra empresa, pero lo que sí podemos hacer es trazar alianzas de conveniencia, o intentar buscar intereses comunes que beneficien a ambos.

En realidad es aún más sencillo que eso: simplemente siendo agradables, charlando con los demás y ganándonos su confianza podemos conseguir tanto esa información que puede ser clave en cualquier momento como un leal aliado que luchará a nuestro lado cuando estalle la guerra. A pesar del lenguaje belicista, no hay que pensar todas estas relaciones como una hipócrita manifestación de interés, sino como el establecimiento natural de redes de apoyo y confianza.

Lo que Sun Tzu y sus hermeneutas proponen no se encuentra tan lejano a aquello que se ha considerado una de las grandes virtudes de Warren Buffett. Como publicamos recientemente, tanto él como su colega Charlie Munger dedicaban grandes cantidades de tiempo cada día a la lectura de libros, informes y artículos que les permitiesen tomar las mejores decisiones, de forma que no dependiesen de nadie más que de sí mismos a la hora de elegir entre un camino u otro.

El arte del engaño

La información y el uso que de ella se hace funcionan en ambos sentidos. No sólo nosotros debemos intentar conocer todos los detalles posibles de la preparación y situación de los que se interponen en nuestro camino, sino que debemos resultar opacos ante ellos. “Se debe aprovechar cualquier circunstancia a favor de nuestro ejército y que permita manipular al enemigo, engañándolo y teniéndolo siempre confundido”.

El libro nos enseña a desconfiar de la posibilidad de que el enemigo no venga: tarde o temprano, lo hará “Cuando podamos atacar, debe parecer que no podemos; si estamos cerca, debemos hacer pensar que estamos lejos; parecer indefensos cuando somos más fuertes que él”. Todo ello tiene un objetivo: que el enemigo piense que es más fuerte que nosotros y, así, poder ganar la batalla. El otro lado del conocimiento es la arrogancia, uno de los mayores problemas que el propio Sun Tzu ha identificado entre los perdedores. La guerra no es justa, puesto que las fuerzas nunca son equivalentes. Y, en esa circunstancia, el débil siempre debe aprovechar las flaquezas del contrario, especialmente si se trata de su arrogancia. “Extiende cebos para atrapar al enemigo. Finge desorden, y aplástalos”.

Otras lecciones

Se pueden extraer cientos de enseñanzas del libro de Sun Tzu (una por cada sentencia), quizá uno de los volúmenes que más se han releído en la historia del hombre. A continuación recogemos tres citas significativas que pueden ayudarnos en nuestra vida.

“El arte de la guerra nos enseña a no confiar en la posibilidad de que el enemigo no venga, sino en nuestra propia preparación para recibirlo”

 

A menudo preferirnos no contemplar la posibilidad de que algo pueda ir mal, por lo que simplemente cruzamos los dedos y tocamos madera para que nada ocurra. Y, sin embargo, de esa manera estamos engañándonos a nosotros mismos. Sólo es cuestión de tiempo que algo se trunque, así que anticípate a todas las potenciales dificultades y prepárate.

“Disciplinado y calmado, a la espera de la aparición de alboroto y desorden entre el enemigo; ese es el arte de mantener el auto control”

Aquellas personas capaces de mantener la cabeza fría en los momentos críticos son los que probablemente tomen las decisiones que les permitan salir adelante en el largo plazo. No se trata únicamente de pensar con calma, sino también de saber esperar al momento en que de verdad debemos dar un paso adelante.

“El general que avanza sin codiciar la fama y se retira sin temer a la deshonra, cuyo único pensamiento es proteger a su país y hacer un buen servicio a su soberano, es la joya del reino”

A pesar de la fama que Sun Tzu tiene como impenitente y manipulador estratega debido a su defensa del engaño, el escritor no duda un instante en defender que el papel definitivo de un líder no es el propio beneficio, sino ayudar a que todos los suyos alcancen sus objetivos. Tus aliados son tus amigos, y viceversa.

Bien, hermanos Custodios…como véis, resulta obvio que el enemigo de Occidente, esa maraña de Al Quaeda…(de la que ya nadie habla)…sí que ha leído a Sun Tzu.

Lo demuestra día a día, al hacer que nos olvidemos de su organización, sólo aparentemente desorganizada.

Nos han puesto como cebo el ejercito “Isis”, y así hemos tragado el cebo y anzuelo del enemigo visible…mientras se nos cuela en casa y sentamos a nuestra mesa al enemigo invisible.

Una vez más el triunfo del mal, es hacer pensar y creer que no existe.

Custodio JLA

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