De la vida militar suele uno despedirse con un beso a la Bandera, más profundo y venerable, si cabe, que aquel fogoso que de joven soldado depositaste entre sus pliegues. Tu Bandera ha estado guardando cada beso, cada juramento, cada instante de tu vida entregado a ella y, ahora, como símbolo de la Patria, cuando cesas en la actividad, te lo devuelve agradecida.
Y la Patria, al que su vida
le entregó,
en la frente dolorida
le devuelve agradecida
el beso que recibió.
Nada termina. Despedirse es un juramento renovado, seguimos juntos, no hay divorcio, sería traición, hasta que te quedas sin suspiro, hasta que no te queda ni una gota de sangre.
Amor eterno:
Y por verte temida y honrada
Contentos tus hijos irán a la muerte
Ser militar es intemporal, poseedor de cualidades permanentes, independiente de las circunstancias. Cuando simplemente estás, la temporalidad te hace víctima de las poco sólidas y cambiantes situaciones.
Defender España, entera y no troceada, incluso con la entrega de la vida, es el deber fundamental del soldado. Indiscutible, innegociable. Ese deber intemporal no entiende de situaciones de actividad, reserva o jubilación.
Despedirse es renovarse y seguir siendo. Estar o no estar es algo indiferente cuando se es. Tragedia es haber estado sin serlo. Mucho ha debido sufrir quien en estas circunstancias, no siendo ni sintiendo, sirvió a su Patria. A no ser que fuera un pretexto para servirse de ella.
Tu deber fundamental te obliga al cumplimiento de los preceptos contenidos en la Constitución. Es la ley y la exigencia de tu condición de soldado, que para esto tampoco conoce la jubilación. Solo se trata de defender a España, su indisoluble unidad, por encima de todo.
Después de ser, te queda la exigencia de haber sido, si es que fuiste, ejemplo para todos.
Alcanzar la gloria para el que manda consiste en llegar a todo sin ser nada, teniéndolo todo no tener nada. Sirviendo, haber sido todo y ahora, después de todo, solo, sin ser nada, nunca dejar huérfano el ejemplo. La grandeza de haber sido y seguir siendo a pesar de ya no ser nada.
Vengo en disponer el cese del General del Aire del Cuerpo General del Ejército del Aire, en situación de reserva, don José Julio Rodríguez Fernández, por pérdida de confianza y falta de idoneidad, como miembro de la Asamblea de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, a causa del incumplimiento que se aprecia de su deber de neutralidad política en su actual situación militar.
Dado en Madrid, el 6 de noviembre de 2015.
FELIPE R.
El Ministro de Defensa, PEDRO MORENÉS EULATE
Duro, muy duro para el que pensaba que lo fue todo sin entender lo que es ser soldado. Pérdida de confianza, falta de idoneidad, incumplimiento. Derrota. Descubierta la máscara del mando. Era el capitán de capitanes. ¡Ay mi capitán! Has dejado de ser. Ya no puedes ni debes seguir siendo si es que alguna vez fuiste. Nada hay que agradecerte mi capitán.
Te pedimos que fueses delante en la guerra y en el peligro. No bastaba con que fueses con los soldados, si no ibas delante. Más importa que yendo delante te vean los soldados pelear, que no yendo detrás veas pelear a los soldados. Cuanto más eficaz, te dijimos, es mandar con el ejemplo que con mandato… lo que se ve se imita.
La negligencia individual provoca un perjuicio colectivo y la diligencia propia produce un triunfo colectivo. Eso se practica con el ejemplo y con él se enseña. Es la base de la milicia, del compañerismo. Compartíamos el mismo destino. Ya no.
Ha sido una despedida sin bandera.
Formar parte de la Asamblea donde se premia la constancia en el servicio y la intachable conducta a tenor de lo que establecen las Reales Ordenanzas es tarea exigente. No necesita explicación. Desde luego no puede formar parte de ella alguien en quien no se puede confiar y está falto de idoneidad.
La Asamblea, a la que el exjemad pertenecía, tendrá que analizar la idoneidad para que siga ostentando tan preciada condecoración.
Puestos a analizar conviene no olvidar los motivos del cese en la Real y Militar Orden de San Hermenegildo
Si el cese, como es el caso, se ha producido por incumplimiento del deber de neutralidad política debería, a mi juicio, habérsele abierto expediente disciplinario de acuerdo con la Ley Orgánica del Régimen disciplinarios de las FAS. Después el cese. Y siguiendo analizando, interesante sería repasar una época, aquella en la que los nombramientos, militares, destinos, y posterior funcionamiento de las puertas giratorias, no se ajustaron como a la neutralidad política se le supone.
La ley está para cumplirla, y la justicia debe imperar en las Fuerzas Armadas de tal modo que nadie tenga nada que esperar del favor ni temer de la arbitrariedad.
¡Rey don sancho, rey don Sancho!, no digas que no te aviso,
Ha sido una despedida sin beso a la bandera.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Y la Patria, al que su vida
le entregó,
en la frente dolorida
le devuelve agradecida
el beso que recibió.
Nada termina. Despedirse es un juramento renovado, seguimos juntos, no hay divorcio, sería traición, hasta que te quedas sin suspiro, hasta que no te queda ni una gota de sangre.
Amor eterno:
Y por verte temida y honrada
Contentos tus hijos irán a la muerte
Ser militar es intemporal, poseedor de cualidades permanentes, independiente de las circunstancias. Cuando simplemente estás, la temporalidad te hace víctima de las poco sólidas y cambiantes situaciones.
Defender España, entera y no troceada, incluso con la entrega de la vida, es el deber fundamental del soldado. Indiscutible, innegociable. Ese deber intemporal no entiende de situaciones de actividad, reserva o jubilación.
Despedirse es renovarse y seguir siendo. Estar o no estar es algo indiferente cuando se es. Tragedia es haber estado sin serlo. Mucho ha debido sufrir quien en estas circunstancias, no siendo ni sintiendo, sirvió a su Patria. A no ser que fuera un pretexto para servirse de ella.
Tu deber fundamental te obliga al cumplimiento de los preceptos contenidos en la Constitución. Es la ley y la exigencia de tu condición de soldado, que para esto tampoco conoce la jubilación. Solo se trata de defender a España, su indisoluble unidad, por encima de todo.
Después de ser, te queda la exigencia de haber sido, si es que fuiste, ejemplo para todos.
Alcanzar la gloria para el que manda consiste en llegar a todo sin ser nada, teniéndolo todo no tener nada. Sirviendo, haber sido todo y ahora, después de todo, solo, sin ser nada, nunca dejar huérfano el ejemplo. La grandeza de haber sido y seguir siendo a pesar de ya no ser nada.
Vengo en disponer el cese del General del Aire del Cuerpo General del Ejército del Aire, en situación de reserva, don José Julio Rodríguez Fernández, por pérdida de confianza y falta de idoneidad, como miembro de la Asamblea de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, a causa del incumplimiento que se aprecia de su deber de neutralidad política en su actual situación militar.
Dado en Madrid, el 6 de noviembre de 2015.
FELIPE R.
El Ministro de Defensa, PEDRO MORENÉS EULATE
Duro, muy duro para el que pensaba que lo fue todo sin entender lo que es ser soldado. Pérdida de confianza, falta de idoneidad, incumplimiento. Derrota. Descubierta la máscara del mando. Era el capitán de capitanes. ¡Ay mi capitán! Has dejado de ser. Ya no puedes ni debes seguir siendo si es que alguna vez fuiste. Nada hay que agradecerte mi capitán.
Te pedimos que fueses delante en la guerra y en el peligro. No bastaba con que fueses con los soldados, si no ibas delante. Más importa que yendo delante te vean los soldados pelear, que no yendo detrás veas pelear a los soldados. Cuanto más eficaz, te dijimos, es mandar con el ejemplo que con mandato… lo que se ve se imita.
La negligencia individual provoca un perjuicio colectivo y la diligencia propia produce un triunfo colectivo. Eso se practica con el ejemplo y con él se enseña. Es la base de la milicia, del compañerismo. Compartíamos el mismo destino. Ya no.
Ha sido una despedida sin bandera.
Formar parte de la Asamblea donde se premia la constancia en el servicio y la intachable conducta a tenor de lo que establecen las Reales Ordenanzas es tarea exigente. No necesita explicación. Desde luego no puede formar parte de ella alguien en quien no se puede confiar y está falto de idoneidad.
La Asamblea, a la que el exjemad pertenecía, tendrá que analizar la idoneidad para que siga ostentando tan preciada condecoración.
Puestos a analizar conviene no olvidar los motivos del cese en la Real y Militar Orden de San Hermenegildo
Si el cese, como es el caso, se ha producido por incumplimiento del deber de neutralidad política debería, a mi juicio, habérsele abierto expediente disciplinario de acuerdo con la Ley Orgánica del Régimen disciplinarios de las FAS. Después el cese. Y siguiendo analizando, interesante sería repasar una época, aquella en la que los nombramientos, militares, destinos, y posterior funcionamiento de las puertas giratorias, no se ajustaron como a la neutralidad política se le supone.
La ley está para cumplirla, y la justicia debe imperar en las Fuerzas Armadas de tal modo que nadie tenga nada que esperar del favor ni temer de la arbitrariedad.
¡Rey don sancho, rey don Sancho!, no digas que no te aviso,
Ha sido una despedida sin beso a la bandera.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
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