martes, 24 de noviembre de 2015

Jack Daniel, el prototipo del 'self made man' americano

 

La fábrica de Jack Daniel's, una destilería histórica
Detrás de las cosas que mejor están hechas siempre hay una renuncia. O varias. Y también vocación y entusiasmo. Los que se dedican a los asuntos del paladar encuentran en el viejo Número 7 de Jack Daniel's uno de los mejores whiskies del mundo. Lo afirma Jesse James, guía que acompaña a EL MUNDO en su visita por la histórica destilería de la marca.
Jasper Daniel Newton, conocido como Jack Daniel, encarna el prototipo del 'self made man', el hombre hecho a sí mismo, el claro ejemplo del sueño americano que tanto les gusta evocar a los estadounidenses, ya que empezó con el alambique antes que con la peonza.
Con tan sólo ocho años le pidió permiso a su padre (ya era huérfano de madre) para abandonar el hogar y alejarse para siempre de Lynchburg. Ese mismo día se fue. En su camino se encontró con su amigo Dan Call, pastor protestante, quien le dijo que se acababa de casar y que en la granja donde vivía había mucho trabajo. Le ofrecieron la oportunidad de mudarse junto a ellos a cambio de ayudarles con las tareas diarias en Louse River, en el estado de Tennessee. El reverendo tenía bastantes cosas que hacer: atender una tienda, la granja y era el fabricante de whisky más reputado de la ciudad, además de atender a sus labores pastorales. Así fue como Jack aprendió el proceso de cómo se hace el whisky.
He aquí la primera renuncia: el ministro Call es forzado por algunas mujeres de su parroquia a considerar que incurre en una tajante incongruencia si sus creyentes salen de la iglesia para pisar la cantina. Así que decide soltar el lastre que suponía para su misión la regencia de la destilería y se la vende por 25 dólares a Jack Daniel en 1863, año en el que el niño apenas contaba 13 años.
En los umbrales de su adolescencia, ya había aprendido todo lo que tenía que saber para llegar a la fórmula alquímica de convertir el agua en un insuperable whisky. De su mentor iba a mantener la filosofía del trabajo bien hecho y el mimo por el producto. Centrado toda su vida en la obtención del mejor whisky, Jack renunció a casarse.

Con agua de gran pureza

Lo primero que había que encontrar era una buena materia prima y la halló en el agua de gran pureza del manantial de una cueva, descubierta en las laderas de una colina caliza. Cerca de allí, en Cave Spring Hollow en el condado de Lynchburg, compró una propiedad para crear su destilería. Desde entonces,1866, año en que registra su fábrica de whisky, la destilería se provee únicamente del agua que emana de este manantial para toda su producción mundial, 1,7 millones de barricas de whisky.
Empeñado en obtener un elixir envidiable, Jack decide filtrarlo en carbón de arce sacarino, especie de árbol muy dado en las extensiones de Tennessee. Lo explica a EL MUNDO, el maestro destilador (master distiller) Jeff Arnett, séptimo de la compañía desde su fundación. Al final, el mejor secreto es confiar en los productos locales y Daniel encontró en el agua sin hierro y el carbón de arce los mejores ingredientes para su whisky.
La fórmula que ideó consistía en un 80% de maíz, un 12% de malta de cebada y una adición de un 8% de centeno. Esta receta le valió en 1904 la medalla de oro de la feria de San Louis en Missouri como mejor whisky del mundo.

La caja fuerte que le produjo la muerte

En la visita por la fábrica se pasa por el lugar donde se quema la madera para elaborar el carbón con el que se filtra el whisky, con la oficina de Jack Daniel, en cuya puerta se puede leer el lema 'Cada día lo hacemos, lo haremos lo mejor que podamos'.
Ya en el interior, se puede ver la caja fuerte de Jack, la que, según todas las investigaciones, le llevó a la muerte por su mala memoria. El celo con el que guardaba sus ganancias le instaba a cambiar de contraseña continuamente, pero su memoria olvidadiza le jugó una mala pasada: un buen día empezó a mover la rosca para cuadrar el número. Sin que la puerta se abriese, siguió girando la rueda compulsivamente hasta que, preso de los nervios, propinó una fuerte patada a la caja fuerte. El impacto le causó una septicemia en el dedo gordo del pie que le acarreó la muerte en 1911. Todo el negocio lo retomó su sobrino, Lem Motlow, que, tras algún episodio de incertidumbre, llevó la marca de Jack Daniel's a convertirse en una de las firmas de whisky más reconocidas del planeta hasta hoy en día.

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