martes, 3 de noviembre de 2015

EL PROCESO DE DESCOLONIZACION DEL SAHARA Y LA MARCHA VERDE (General de Brigada Adolfo Coloma Contreras

)



  • Imagen1El próximo día 6 de noviembre, se cumplirán 40 años del proceso de descolonización del Sahara Español, que tendría como punto álgido la llamada “Marcha Verde”, masivo movimiento de civiles organizado por Marruecos en apoyo de sus reivindicaciones sobre aquel territorio y que culminaría con el repliegue del Ejército español dos meses después.
Y aunque los aniversarios son como muros de contención contra el olvido, digo que “se cumplirán” y no que se “conmemorarán” porque desde la perspectiva española hay poco que conmemorar, que celebrar. Y no digamos desde la perspectiva saharaui. Un auténtico fiasco. Imagen2Marruecos ha sido de entre todos los actores de aquel conflicto el más beneficiado, aunque en su pecado lleva la penitencia: el enorme presupuesto, vidas humanas y recursos que lleva invertidos en la empresa sin que hasta la fecha se vislumbre una solución final al conflicto. De cualquier manera, el tiempo sin duda corre a su favor.
Para entender el papel jugado por cada uno de los actores que intervinieron en el proceso de descolonización del Sahara Español, habría que remontarse a mediados del siglo pasado. Durante la 2ª Guerra Mundial, el Marruecos Francés, bajo el Régimen de Vichi adquirió un gran protagonismo por el desembarco aliado en 1942 y la posterior Conferencia de Casablanca, celebrada un año después. Desde entonces Estados Unidos va a mantener unos lazos muy estrechos con Marruecos como firme aliado en el Magreb, especialmente tras la independencia de Argelia que pronto se decantó por el bloque socialista.
La idea imperante en el Marruecos en la época de su independencia era la del “Gran Marruecos” que, inspirada en el Imperio Almohade del siglo XII, Imagen3 era proclamada por Al-Lal El Fassi, fundador del partido Istiqlal (Libertad). Un territorio, limitado al este por una imprecisa línea, al norte por el Mediterráneo y al sur por el Río Senegal.
Por su parte, Argelia, uno de los exponentes del denominado “Socialismo Arabe” apoyaba al pueblo saharaui en sus deseos de independencia, constituyéndose en santuario de sus elementos armados y más tarde refugio de la población exilada. Todo ello siguiendo su discurso anticolonialista, pero con el decidido propósito estratégico de disponer de una salida al Atlántico bien per se o a través de un socio próximo.
Mauritania, consciente de su potencial e intereses y sin unos objetivos claros más allá del control total de la Península del Galgo (La Güera) jugó el papel de “pescar en río revuelto” merced a ciertos lazos  de parentesco con las tribus que habitaban el sur del Sahara.
Las Naciones Unidas, una joven organización sustentada en el desequilibrio de naciones independientes o emergentes  frente a una minoría de potencias colonizadoras pero con un gran poder de facto, estaba comprometida con su política de autodeterminación de los pueblos autóctonos en medio del tremendo reto que representaba la “Guerra Fría”
Y finalmente el pueblo saharaui, en el que se produjo una escisión. Por un lado los líderes tribales (chejs) tradicionales, personas de edad, partidarios de una transición ordenada, agrupados en torno a la Asamblea General del Sahara (Yemaa), órgano consultivo del gobierno del territorio bajo la administración española. Por el otro los más jóvenes. Elites intelectuales, muchos de ellos con estudios en España, Francia, Marruecos o Argelia, muy influenciados por las corrientes imperantes en la época y que tuvieron su mayor expresión en el Mayo del 68 parisino. Esta dualidad terminó siendo catastrófica para los intereses de la población saharaui en su conjunto.
¿Y España. Qué papel jugó en todo el proceso? Yo diría que, al menos inicialmente, el que le correspondía por su destino y su grandeza. Por su destino, como una potencia modesta en el concierto internacional, pero consciente de su glorioso pasado. Y por su grandeza también, por su generosidad, ya que se esforzó en invertir en el desarrollo, las comunicaciones, infraestructuras, escolarización, y desarrollo del territorio que administraba, y la preparación de la población para la autodeterminación. Y la mejor prueba de ello fue la respuesta que Francisco Franco, Jefe del Estado, dio a una petición de la Yemaa en la que  pedía al Gobierno de España que abriera un periodo para la preparación de su autodeterminación. El Generalísimo  respondió inequívocamente en estos términos:
  • el pueblo Saharaui es el único dueño de su destino
  • El estado Español defenderá su libertad y libre decisión y garantizará que la población determinará su futuro cuando lo solicite, de conformidad con la Asamblea General de la ONU.
  • Hasta entonces, todos los saharauis gozarán de los privilegios de la nacionalidad española.
Esta declaración, provocó una rabiosa campaña de información en Marruecos, ante la que el Gobierno Español reaccionó con decisión anunciando un referéndum para el mes de Julio de 1975.
Se produjo entonces una doble conjunción en contra de la postura Española. Por una parte Marruecos dio un importante paso adelante, desplegando al sur del Rio Draa, próximo a la frontera del Sahara, su mejor unidad, La Brigada Golán, que había combatido junto a los sirios en la guerra del Yon Kippur, poniendo cierta presión a las autoridades españolas y a su ejército. Por otro lado, una parte de los jóvenes saharauis, encuadrados  ya en el F POLISARIO (Frente para la Liberación de la Saguia el Hamra y Rio de Oro)  apartándose  del ancestral  respeto tribal por sus mayores, se alineó con ideologías marxistas y  lejos de apoyar a España en su decidida voluntad de conceder la autodeterminación al territorio, se dedicó a hostigar a sus tropas, perpetrar atentados e infiltrar elementos entre las fuerzas indígenas españolas llegando  secuestrar  a dos patrullas de la Agrupación de Tropas Nómadas. España reaccionó, reforzando militarmente el territorio con un batallón de tanques, un grupo de artillería autopropulsada y otras unidades y reconduciendo el despliegue que había mantenido los quince últimos años hacia el norte, con el fin de hacer frente a esta nueva amenaza.
Ante el fracaso de los repetidos intentos de Hasan II de boicotear la voluntad española de llevar de llevar a cabo un referéndum, anunció que iba a llevar sus reivindicaciones ante el Tribunal Internacional de justicia de la Haya, para que se pronunciase si el “Sahara era terra nulius cuando España lo ocupó”. La Asamblea General de la ONU apoyó esta petición, solicitando a las partes contendientes que aportasen la documentación, solicitaba a España que retrasase el referendum al tiempo que anunciaba una”visiting misión” al territorio, con el fin de comprobar in situ el sentir de la población.
Esta misión, encabezada por el político de Costa de Marfil Simeón Ake, llegó al Aaiún el 12 de Mayo de 1975. Sorprendió inicialmente en la capital del Sahara, El Aaiún la entrada en la escena internacional del FPOLISARIO, Imagen4 con una gran movilización y manifestaciones civiles. Esta actitud se repitió en todas las localidades que visitó la delegación de la ONU sin ningún impedimento por parte del Gobierno Español. Se acabada de escenificar la ruptura de los cauces de la población saharaui hacia su autodeterminación.  Cuando se requirió a la fracción de esa población favorable a las tesis del trasvase de responsabilidades por parte de España de forma ordenada y que se agrupaba en torno al Partido de Unificación Nacional Saharaui (PUNS), se mostró remiso al principio manifestando que quería evitar  enfrentamientos con el FPOLISARIO, para acabar escapándose a Marruecos su Secretario General, Hali Hena Rachid, llevándose los caudales de la organización. No sería la última traición que España sufriría de parte de la población saharaui.
De esta manera, el ejército español en el Sahara tuvo que hacer frente a la amenaza creada por Marruecos en la frontera norte y las acciones irregulares llevadas a cabo por las partidas del F POLISARIO. Imagen5La imagen adjunta les dará una idea de las 25 agresiones  las que tuvieron que hacer frente las unidades españolas en los años 1974 – 75, y que le supusieron 19 muertos, 21 heridos de distinta consideración y el alevoso secuestro de los militares españoles de dos patrullas de Tropas Nómadas, por los soldados saharauis   que integraban dichas patrullas infiltrados por el FPOLISARIO.
Entramos ya en la fase decisiva de los acontecimientos. El 16 de Octubre de 1975, el Tribunal de la Haya hace público su dictamen concluyendo básicamente que: En el momento de la Colonización, El Sahara no era “terra nulius” ya que lo habitaban una poblaciones nómadas pero organizadas social y políticamente bajo la autoridad de “chej” locales, que no había ningún vinculo de soberanía territorial entre marruecos y el Sahara, pero si algunos vínculos de vasallaje entre el sultán y “algunas” tribus del territorio. Concluía que no había razones para modificar la Resolución de la Asamblea General de la ONU, por la que se requería a España que realizase un referéndum.
Esa misma tarde, el monarca marroquí se dirigió por TV a su pueblo para anunciar que el TIJ ha confirmado que “existían vínculos de vasallaje entre el Sahara y el Reino de Marruecos equiparables a la soberanía en derecho musulmán” y que, en consecuencia, se proponía recuperar el Sahara de forma pacífica mediante una marcha en la que participarían 350.000 marroquíes. Que la marcha sería pacifica y que sus participantes irían provistos únicamente del Corán.
Hay que decir que muchos países, especialmente los de la liga Árabe apoyaron la iniciativa. Entre los occidentales, cabe señalar, por su tibieza las posturas de Estados Unidos y Francia.
El Gobierno Español estaba a esas alturas muy comprometido por la grave enfermedad del Caudillo y las repercusiones internacionales del fusilamiento de cinco terroristas de ETA y del FRAP. El embajador Jaime de Piniés en la ONU, desplegó intensas gestiones y protestas que solo obtuvieron tímidas declaraciones: “toma nota…. exhorta…. deplora  la marcha… insta a Marruecos….” Incluso se desplazó el Secretario General de la organización a Madrid y Rabat con una propuesta para desbloquear el conflicto mediante una administración temporal del territorio por Naciones Unidas. Pero cuando el Sr Waldheim abandonaba Madrid el 28 de octubre, llegaban a la capital los ministros de exteriores de Marruecos y Mauritania para comenzar unas negociaciones tripartitas que culminarían el 14 de noviembre mediante la firma del denominado “Tratado de Madrid”. El gobierno comenzaba a dar señales de cambio en la postura mantenida hasta el momento.
Estas idas y venidas de políticos, plenipotenciarios y embajadores, con un Generalísimo agonizante, se contemplaban desde el Sahara con preocupación y escepticismo. Para hacer frente al desafío marroquí, el Estado Mayor del Sahara había puesto en marcha la “Operación Marabunta”. Consistía en un despliegue defensivo que con la finalidad de impedir que ningún elemento marroquí llegara al Aaiún,Imagen6 distante apenas 70 kms de la frontera norte, cerrando la dirección principal a lo largo de la carretera de Tah. Impedir el envolvimiento por Hagunía. Y hacer frente desde Smara a pequeños intentos de penetración que pudieran darse. Este despliegue, se articulaba en torno al 3º y 4º Tercios Saharianos de la Legión, completado con el despliegue de Tropas Nómadas, dos Banderas Paracaidistas, Artillería, Ingenieros y una potente reserva acorazada. Nada a lo que las fuerzas marroquíes pudieran cabalmente enfrentarse.
En el puesto fronterizo de Tah, un destacamento de Policía Territorial materializaba con su presencia el control fronterizo al tiempo que, militarmente ejercía de línea de vigilancia. Unos 10 kms a retaguardia, entre dos obstáculos naturales: La Sebja Um-Deboa y los Imagen7cortados del Lehdeiba se estableció un campo minado, señalizado y alambrado, protegido por el Grupo ligero de Caballería de la Legión. Algo más atrás, la VIII Bandera de la Legión, ocupaba posiciones defensivas en Aguil Tel-Li , a la altura de Dahora. Un despliegue similar se situó al este centrado sobre Hagunía. A retaguardia, las reservas, la artillería y los servicios
El licenciamiento de soldados nativos de la Policía Territorial y de Tropas Nómadas, disminuyó los efectivos de ambas unidades por lo que para hacer frente a la creciente inquietud en los barrios nativos del Aaiun y prevenir los actos terroristas que empezaron a producirse, hubo que desplegar a La Legión para mantener el control de la población. En estas circunstancias, se produjo la visita por sorpresa al Aaiún del Príncipe de España, quien había asumido interinamente la Jefatura del Estado por el agravamiento de la enfermedad de Franco. Imagen8 Tras presidir un formación en el acuartelamiento del 3º Tercio de La Legión de Sidi Buya ,en el Casino militar del Aaiun, El Príncipe de España, tras asegurar que España cumpliría sus compromisos, trataría de mantener la paz y protegería los derechos de la población civil saharaui, manifestó: “Quería daros personalmente la seguridad de que se hará cuanto sea necesario para que nuestro Ejército conserve intacto su prestigio y el honor”.
Aquellas palabras disiparon el ambiente de escepticismo que menudeaba entre las unidades y con la moral intacta, Imagen9 el día 4 de Noviembre ocupaban sus posiciones en el dispositivo antes descrito. El despliegue coincidió con el repliegue del puesto fronterizo de Tah, signo inequívoco de que algo había cambiado, ya que dejaba una zona vacía entre la frontera y los campos de minas de unos 8 kms de profundidad. Allí se asentaría la Marcha Verde. Se trataba de una ingente concentración de personal trasladado desde Marrakech y Ksar el Suk en tren hasta Agadir y desde allí en unos 8.000 camiones al sur de Tarfaya, desde donde se dirigieron a pie hasta la frontera. Imagen10
Entre tanto, el Presidente de la Asamblea General del Sahara (La Yemaa), Jatri Uld Said Uld Yumani, y por tanto quien encarnaba la representación del pueblo saharaui,  después de un viaje a Madrid para asistir a una sesión de la cortes Españolas, de la que era procurador, el día 3 se presentó en Agadir para rendir vasallaje, en nombre de todos los saharauis a Hassan II. La traición se consumaba.
El día 6 de noviembre – hace 40 años- una multitud de unos 50.000 civiles, fuertemente encuadrados por miembros de la Gendarmería Marroquí, cruzaban la frontera,  penetraron en el Sahara y se establecieron durante unos días en campamentos improvisados a unos 4 kms de las fuerzas españolas. Una concentración menor se produjo por el extremo este de la Sebja de Tah, frente a Hagunía.  Pero ya el monarca marroquí no encabezó la marcha como había prometido. Aguardó en Agadir los resultados.
Imagen11La situación era crítica. Se nos había dicho que el Ejercito  conservaría su honor ¿qué hacíamos allí? Desde luego nuestra presencia frenó las aspiraciones del monarca de “tomar el te en el Aaiún”, al menos mientras estuviéramos enfrente. El Generalísimo agonizaba, Juan Carlos no podía iniciar su reinado con una guerra. Lejos de aquella frontera, lejos del Sahara, La solución negociada se impuso aun cuando era a todas luces muy negativa para los intereses de España y sobre todo, del pueblo saharaui al que ya dificilmente podíamos defender sus intereses legítimos cuando una parte nos traicionaba porque ya no confiaban en España. Antonio Carro Martínez, Ministro de la Presidencia viajó también Agadir, pero para llegar a un principio de acuerdo que más tarde se conocería como “Acuerdos de Madrid” parte de cuya documentación aún hoy en día permanece en secreto, pero que en definitiva manifestaba la voluntad del Gobierno español de poner fin a todas las responsabilidades y poderes sobre el territorio, que se abandonaría definitivamente antes del 28 de febrero de 1976, y establecer hasta entonces una administración temporal tripartita en el territorio, en la que participarían Marruecos y Mauritania y el pueblo saharaui  representado por la Yemaa.
El día 10 de noviembre, los peregrinos de la Marcha Verde abandonaron el Sahara. Francisco Franco moría en el hospital 10 días después. Una avanzadilla de las FAR marroquíes – a la que por cierto hubo de facilitar hasta el combustible – al mando del coronel D´Limi, coordinó con el Estado Mayor del Sector del Sahara el relevo progresivo de las guarniciones, que comenzó en Smara el 27 de Noviembre.
Se desarrolló entonces la “Operación Golondrina”: el relevo organizado y traslado de Unidades militares con todos sus pertrechos y bienes útiles susceptibles de ser transportados a Canarias y a la Península antes de la fecha establecida. Como no podía ser de otra forma, hasta los restos de españoles de los cementerios fueron evacuados.
Con los dientes apretados y la sensación de tener que dejar aquel territorio con el que estábamos comprometidos, a pesar de las traiciones que habíamos sufrido , una a una se fueron arriando las banderas de los diferentes cuarteles y destacamentos hasta la última, en Villa Cisneros, el día anterior a lo estipulado en los acuerdos de Madrid
Hoy en día todavía se duda de la legitimidad de estos acuerdos, pero en definitiva supusieron la decisión pura y dura de abandonar el Sahara. Como sabemos, Mauritania renunció a sus responsabilidades en 1979, y Marruecos nunca cumplió las cláusulas que establecidas en lo relativo a explotación de los yacimientos de fosfato de Bu-Craa ni del banco pesquero.
Imagen12Cuarenta años después, sigue sin haber una solución justa para la población autóctona del Sahara. Pudo haber sucedido de manera diferente si se hubiera mantenido unida al amparo de España. Marruecos, a un enorme coste sigue manteniendo el territorio del Sahara, desafiando a las Naciones Unidas y los diferentes planes de paz que se han establecido. Finalmente España y sobre todo su ejército, no olvida las circunstancias en las que se produjo la salida del territorio, a pesar de las traiciones y engaños que sufrió.
Si han llegado hasta el final de este relato, les invito a que contemplen la foto con la que comenzó. Los soldados de España arrían en solitario su bandera. Símbolo de su legendaria grandeza. Pero que, agredida en el peor momento por quien se dice su amigo- que nos volverá a engañar- ignorada y abandonada por todos ordenó “firmes” a su ejército y los soldados que allí estábamos sosteniendo y amparando a esa bandera tuvimos que cumplir la orden más difícil tal vez de nuestras vidas: No el tener que hacer frente al ejército marroquí, al que nunca temimos, ni por supuesto a la marcha verde, sino tener que  arriar la bandera del mástil que había hollado  el último vestigio del imperio español.Imagen13
Adolfo Coloma Contreras
General de Brigada (R) del ET.
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