Te dan la espalda, no te contestan las llamadas y ni siquiera quieren ir contigo al cine. Qué sólo debes estar, querido José Julio.
Bruno Navarro
Viernes, 6. Noviembre 2015 - 13:01
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A tus órdenes siempre, José Julio. Cuenta conmigo, con un antiguo subordinado que te comprende. Muchas son las críticas que estás recibiendo estos días, desde que saliste del armario (o de la taquilla más bien) para publicitar tu candidatura en las listas electorales de Podemos. Muchos españoles de atacan, te insultan, te vejan… ¡incluso numerosos militares!
Sé lo que debes estar sintiendo, la soledad de quien ha tomado una decisión valiente que no es comprendida por la inmensa mayoría de sus antiguos compañeros… Te dan la espalda, no te contestan las llamadas y ni siquiera quieren ir contigo al cine. Qué sólo debes estar, querido José Julio.
Pero ánimo, que en mí tienes un amigo, alguien a quien contar tus penas y tus ilusiones, un hombro sobre el que llorar… Porque yo te entiendo y ellos no. No sé por qué se sorprenden, José Julio. ¿Acaso no te llamaban ya con veintitantos años, cuando ingresaste en la Academia General del Aire, “Julio el Rojo”? ¿Acaso no han visto tu trayectoria de despachos y salones? ¿Acaso no saben que nunca has estado en una guerra, ni siquiera en una misión? ¿Acaso no recuerdan tu cobardía, pusilanimidad y servilismo durante la crisis del secuestro del Alakrana? ¿Acaso Zapatero y Chacón no te nombraron JEMAD por ser el general más rojillo del plantel?
Te acusan de traicionar un juramento, de traicionar a los dos compañeros que enterrabas tras ser asesinados por los amigos de aquellos con los que ahora militas, de traicionar la unidad de España, la bandera que ultrajan tus nuevos camaradas y unas cuantas cosas más… ¡incluso de traicionar a los Ejércitos que mandaste!… Fíjate que un capitán te ha escrito esta mañana insinuando que tus tres ex compañeros del Ejército del Aire, fallecidos hace unos días en el Atlántico en el cumplimiento de su deber, tenían más honor que tú… ¡Qué osadía!
Bah, José Julio, tú y yo sabemos que nunca, nunca, nunca te creíste de verdad lo que jurabas… ¿a que cruzabas los dedos? Digamos que fueron mentirijillas necesarias, trámites tradicionales que nunca te vincularon sentimentalmente. ¿Y el honor? Se preguntan algunos. Bueno, eso del honor es decimonónico y habrá que sustituirlo por “buen rollito” o, mejor aún, “cariño y paciencia”, que esta expresión tuya para resolver la cuestión catalana me ha entusiasmado. Cuando seas ministro de defensa lo arreglamos.
Ya te digo, José Julio, sigue adelante sin mirar atrás, y no te preocupes de lo que digan los demás. Que se queden ellos con su Patria, su Honor, su Dignidad y su sentido del Deber. Tú a lo tuyo, a ejercer de rojillo porque militar, lo que se dice militar, nunca lo has sido realmente.
Y cuando consigas esa guerra civil a la que tú y tus amigos nos queréis llevar, por favor avísame que pasaremos a verte tus antiguos subordinados, más que nada para enseñarte lo que vale un peine, perdón, quería decir que pasaremos a verte para recordarte uno a uno los nombres de todos los camaradas asesinados mientras aplaudían tus compinches, amigo José Julio, aunque no estoy seguro de que lo hagamos con cariño y paciencia…
Bruno Navarro Rousseau-Dumarcet
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Sé lo que debes estar sintiendo, la soledad de quien ha tomado una decisión valiente que no es comprendida por la inmensa mayoría de sus antiguos compañeros… Te dan la espalda, no te contestan las llamadas y ni siquiera quieren ir contigo al cine. Qué sólo debes estar, querido José Julio.
Pero ánimo, que en mí tienes un amigo, alguien a quien contar tus penas y tus ilusiones, un hombro sobre el que llorar… Porque yo te entiendo y ellos no. No sé por qué se sorprenden, José Julio. ¿Acaso no te llamaban ya con veintitantos años, cuando ingresaste en la Academia General del Aire, “Julio el Rojo”? ¿Acaso no han visto tu trayectoria de despachos y salones? ¿Acaso no saben que nunca has estado en una guerra, ni siquiera en una misión? ¿Acaso no recuerdan tu cobardía, pusilanimidad y servilismo durante la crisis del secuestro del Alakrana? ¿Acaso Zapatero y Chacón no te nombraron JEMAD por ser el general más rojillo del plantel?
Te acusan de traicionar un juramento, de traicionar a los dos compañeros que enterrabas tras ser asesinados por los amigos de aquellos con los que ahora militas, de traicionar la unidad de España, la bandera que ultrajan tus nuevos camaradas y unas cuantas cosas más… ¡incluso de traicionar a los Ejércitos que mandaste!… Fíjate que un capitán te ha escrito esta mañana insinuando que tus tres ex compañeros del Ejército del Aire, fallecidos hace unos días en el Atlántico en el cumplimiento de su deber, tenían más honor que tú… ¡Qué osadía!
Bah, José Julio, tú y yo sabemos que nunca, nunca, nunca te creíste de verdad lo que jurabas… ¿a que cruzabas los dedos? Digamos que fueron mentirijillas necesarias, trámites tradicionales que nunca te vincularon sentimentalmente. ¿Y el honor? Se preguntan algunos. Bueno, eso del honor es decimonónico y habrá que sustituirlo por “buen rollito” o, mejor aún, “cariño y paciencia”, que esta expresión tuya para resolver la cuestión catalana me ha entusiasmado. Cuando seas ministro de defensa lo arreglamos.
Ya te digo, José Julio, sigue adelante sin mirar atrás, y no te preocupes de lo que digan los demás. Que se queden ellos con su Patria, su Honor, su Dignidad y su sentido del Deber. Tú a lo tuyo, a ejercer de rojillo porque militar, lo que se dice militar, nunca lo has sido realmente.
Y cuando consigas esa guerra civil a la que tú y tus amigos nos queréis llevar, por favor avísame que pasaremos a verte tus antiguos subordinados, más que nada para enseñarte lo que vale un peine, perdón, quería decir que pasaremos a verte para recordarte uno a uno los nombres de todos los camaradas asesinados mientras aplaudían tus compinches, amigo José Julio, aunque no estoy seguro de que lo hagamos con cariño y paciencia…
Bruno Navarro Rousseau-Dumarcet
Sargento 1º de Infantería (Operaciones Especiales) en excedencia
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