Un investigador documenta en archivos de media Europa la historia del buque danés en el que el Rey quiso que su hermano abandonase Castilla
Resulta extraño que, a estas alturas, pueda revelarse un episodio desconocido de uno de los reyes mejor estudiados de nuestra historia. Pero un joven investigador ha logrado documentar una de las etapas menos conocidas de la vida de Carlos V. El año y medio previos a su visita a España, del que quedan muy pocos testimonios escritos, y sobre todo del viaje que emprendió para reclamar su herencia, los tronos de Castilla y Aragón, legados por su abuelo el Rey Católico. Hasta ahora el viaje eran tres o cuatro líneas en las monografías. Javier López revelará los detalles de su investigación en la Casa del Lector el día 13, en la inauguración de las jornadas «El auge naval y el desarrollo de las naciones», que patrocina ABC.
Todo comenzó delante de un cañón de bronce depositado en el Museo de San Telmo de San Sebastián, en 2006. Allí fue donde misterio que rodeaba el viaje a España de Carlos V comenzó a disiparse. El investigador Javier López Martín, experto en artillería naval de época moderna, ha sido capaz de tirar del hilo de ese misterio hasta documentar, a través de la historia del barco en el que estaba esa pieza -una lombarda-, uno de los episodios fundamentales de nuestra historia. La verdad oculta, totalmente desconocida hasta hoy, del Engelen, el barco danés que trajo a España a Carlos de Habsburgo.
Un buque tan importante y que, paradójicamente, no había dejado huellas en la historiografía sobre el emperador. Y ese cañón, que se creía de origen alemán, tenía la primera clave. Se trata de una lombarda de principios del XVI, que presenta una inscripción en bajo alemán a mitad de la caña: «Me llamo Rosita traigo muerte y / parálisis en el año 1509 me ha fundido / Hans Vastenone esto es verdad».
Un misterio llevaba a otro misterio, pero la investigación ha durado casi diez años. Javier López tiró del primer hilo y llegó a un inventario de artillería publicado en el XIX. Y ahí comenzó un camino que le ha conducido a archivos británicos y españoles (ultima ahora su trabajo en centros documentales alemanes y belgas). Es el primer detalle que aporta la dimensión europea de esta investigación, que es la dimensión que con Carlos de Habsburgo adquirirá la Corona. En esos archivos estaban los documentos que han ayudado a desvelar toda la historia del barco. Como veremos, el Engelen era danés, no de Flandes, ni alemán. Lo mismo que el cañón, fundido en el condado de Oldenburgo, por entonces parte del reino de Dinamarca.
Pero le asiste el Rey Christian II de Dinamarca, casado con su hermana, la infanta Isabel de Austria. Así que el barco, el Engelen, se lo prestará Christian II, un monarca que ha logrado reunir en los años previos una flota imponente, capaz de dominar el estrecho del Søund, incluso de bloquearlo para mantener la hegemonía en el Báltico. De su flota en esos años destaca sobre todo la construcción de dos enormes barcos gemelos: el María y el Engelen. Son idénticos y de una dimensión hasta entonces desconocida en el Norte de Europa: 1.500 toneladas, 35 metros de eslora y 13 de manga, tres puentes y cuatro palos.
Javier López ha tenido la suerte de encontrar una verdadera mina de documentos en los archivos que guardan la correspondencia de los embajadores ingleses de la época, que informaban a Enrique VIII de cada paso que daba el Archiduque -ya que Carlos le estaba pidiendo préstamos- en el año y medio que precede a su viaje a España de 1517. Con ello, ha arrojado luz sobre una época oscurecida por la falta de datos sobre Carlos V, cuando debe apaciguar la guerra en Güelbres, realizar un cambio copernicano a su diplomacia para lograr el favor de Francia de cara a alcanzar sus objetivos y ganar tiempo ante las demandas de Cisneros para que acudiera con premura a Castilla donde se formaba un partido en derredor de su hermano Fernando.
Como se sabe, Carlos partió por fin del puerto de Vlissingen, o Flesinga, el 7 de septiembre de 1517, rumbo a Laredo. En 2017 hará 500 años exactos. Pero una fuerte tormenta dispersó a la flota que acompañaba al Engelen y a los cuarenta barcos de su escolta terminaron en Tazones, Asturias, donde desembarcó el Rey. A la luz de los nuevos datos sobre el barco, su origen danés y otros detalles del séquito cobran nuevo valor los relatos conocidos, como la crónica de Laurent Vital. Lo cierto es que en este barco en el que viajaba Carlos de Habsburgo, llegaba a España la esencia de lo que ya desde entonces sería Europa. Una idea unitaria, de inspiración cristiana y con una enorme sed de horizonte.
Los datos recabados por Javier López muestran cómo el Engelen iba fuertemente artillado y decorado como lo que era: un barco-trono en una misión única en la historia. Hasta las velas mostraban la gran dignidad que viajaba en él, porque lucían pinturas y símbolos augurales para el reinado que venía a cambiar la historia de España. Un Cristo en la vela mayor, santos y las divisas del plus ultra en las Columnas de Hércules. Emblemas de una voluntad espiritual que marcó los siguientes siglos de nuestra historia. Estos datos, tan relevantes, han sido recuperados en esta investigación.
Una vez puesto pie en tierra, Carlos ordena al Engelen refugiarse en Pasajes durante el invierno y el año siguiente. Elige ese barco, entonces, para que se lleve a su hermano a Flandes, expulsado para no permitir a los nobles que le apoyaban rebelarse. Pero allí, en el puerto de Pasajes se incendia y se hunde mientras lo calafateaban el 4 de mayo de 1518. ¿Fue intencionado el incendio, obra de aquellos nobles que se resistían ante la «invasión» del gusto y el protocolo borgoñón en Castilla? Es bastante probable.
Al final la artillería se rescató (119 piezas, no todas) con grandes trabajos sufragados por la Corona. Javier López nos relata que «el cañón me llevó al barco y el barco me llevó de nuevo al cañón», porque: ¿Qué hacía entonces en San Sebastián un cañón danés tan antiguo? La lombarda apareció en 1937 durante la recuperación de un vapor hundido en el puerto de Pasajes en 1936 para bloquearlo ante la llegada del ejército franquista.
¿Quedará algún resto del barco bajo el limo de la Ría de Pasajes? Es probable que, si salió un cañón, queden más restos. Es una zona de frecuentes dragas por el sedimento que arrastra el río Oyarzun. Además, esta historia recuperada merece tener protagonismo en las rutas turísticas carolinas. Por si fuera poco, el quinto centenario del viaje de Carlos es el año que viene. ¿Hará algo España para conmemorarlo?
Todo comenzó delante de un cañón de bronce depositado en el Museo de San Telmo de San Sebastián, en 2006. Allí fue donde misterio que rodeaba el viaje a España de Carlos V comenzó a disiparse. El investigador Javier López Martín, experto en artillería naval de época moderna, ha sido capaz de tirar del hilo de ese misterio hasta documentar, a través de la historia del barco en el que estaba esa pieza -una lombarda-, uno de los episodios fundamentales de nuestra historia. La verdad oculta, totalmente desconocida hasta hoy, del Engelen, el barco danés que trajo a España a Carlos de Habsburgo.
Un buque tan importante y que, paradójicamente, no había dejado huellas en la historiografía sobre el emperador. Y ese cañón, que se creía de origen alemán, tenía la primera clave. Se trata de una lombarda de principios del XVI, que presenta una inscripción en bajo alemán a mitad de la caña: «Me llamo Rosita traigo muerte y / parálisis en el año 1509 me ha fundido / Hans Vastenone esto es verdad».
Tormentas para el rey
Cuando muere Fernando el Católico en 1516, Carlos de Habsburgo, duque de Borgoña y Archiduque de Austria, emprende una carrera para lograr coronarse Rey de Castilla y Aragón. Pero su reinado comienza entre tormentas. No tiene fondos, el ducado de Güeldres está en guerra y las preferencias de los nobles castellanos se concretan alrededor de su hermano, Fernando, educado en España. Por todo ello no tiene medios ni tiempo para viajar a Castilla en una escuadra digna de la herencia que va a recibir, la más grande desde la Antigüedad.Pero le asiste el Rey Christian II de Dinamarca, casado con su hermana, la infanta Isabel de Austria. Así que el barco, el Engelen, se lo prestará Christian II, un monarca que ha logrado reunir en los años previos una flota imponente, capaz de dominar el estrecho del Søund, incluso de bloquearlo para mantener la hegemonía en el Báltico. De su flota en esos años destaca sobre todo la construcción de dos enormes barcos gemelos: el María y el Engelen. Son idénticos y de una dimensión hasta entonces desconocida en el Norte de Europa: 1.500 toneladas, 35 metros de eslora y 13 de manga, tres puentes y cuatro palos.
Guerra en el norte de Europa
Tras la guerra que enfrentó a la Liga Hanseática y Suecia contra Dinamarca y Flandes en 1510 en la que participó el Engelen, se firma la paz en 1512. Y muy poco después, en 1515 el Rey Christian II se casa con Isabel de Austria, que tiene 14 años, tratando de asentar su posición con esa alianza matrimonial. ¿Cómo llegó el barco a Flandes, a los pocos años?Javier López ha tenido la suerte de encontrar una verdadera mina de documentos en los archivos que guardan la correspondencia de los embajadores ingleses de la época, que informaban a Enrique VIII de cada paso que daba el Archiduque -ya que Carlos le estaba pidiendo préstamos- en el año y medio que precede a su viaje a España de 1517. Con ello, ha arrojado luz sobre una época oscurecida por la falta de datos sobre Carlos V, cuando debe apaciguar la guerra en Güelbres, realizar un cambio copernicano a su diplomacia para lograr el favor de Francia de cara a alcanzar sus objetivos y ganar tiempo ante las demandas de Cisneros para que acudiera con premura a Castilla donde se formaba un partido en derredor de su hermano Fernando.
Un barco-trono
También ha logrado Javier López grandes aportaciones con su investigación para entender las relaciones complejas entre España y sus dominios en Flandes con el norte de Europa en ese momento decisivo en el que España se convirtió en un imperio europeo. Todo ello gracias a que el investigador pudo rastrear los datos de fabricación y del naufragio del Engelen.Como se sabe, Carlos partió por fin del puerto de Vlissingen, o Flesinga, el 7 de septiembre de 1517, rumbo a Laredo. En 2017 hará 500 años exactos. Pero una fuerte tormenta dispersó a la flota que acompañaba al Engelen y a los cuarenta barcos de su escolta terminaron en Tazones, Asturias, donde desembarcó el Rey. A la luz de los nuevos datos sobre el barco, su origen danés y otros detalles del séquito cobran nuevo valor los relatos conocidos, como la crónica de Laurent Vital. Lo cierto es que en este barco en el que viajaba Carlos de Habsburgo, llegaba a España la esencia de lo que ya desde entonces sería Europa. Una idea unitaria, de inspiración cristiana y con una enorme sed de horizonte.
Los datos recabados por Javier López muestran cómo el Engelen iba fuertemente artillado y decorado como lo que era: un barco-trono en una misión única en la historia. Hasta las velas mostraban la gran dignidad que viajaba en él, porque lucían pinturas y símbolos augurales para el reinado que venía a cambiar la historia de España. Un Cristo en la vela mayor, santos y las divisas del plus ultra en las Columnas de Hércules. Emblemas de una voluntad espiritual que marcó los siguientes siglos de nuestra historia. Estos datos, tan relevantes, han sido recuperados en esta investigación.
Una vez puesto pie en tierra, Carlos ordena al Engelen refugiarse en Pasajes durante el invierno y el año siguiente. Elige ese barco, entonces, para que se lleve a su hermano a Flandes, expulsado para no permitir a los nobles que le apoyaban rebelarse. Pero allí, en el puerto de Pasajes se incendia y se hunde mientras lo calafateaban el 4 de mayo de 1518. ¿Fue intencionado el incendio, obra de aquellos nobles que se resistían ante la «invasión» del gusto y el protocolo borgoñón en Castilla? Es bastante probable.
Las ciudades contra el rey
Sea como fuere, Javier López ha encontrado también documentos sobre lo que ocurrió después del naufragio: un enfrentamiento entre el Rey y las ciudades: Fuenterrabía, Rentería y Oyarzun, que no querían sufragar el rescate de la artillería y el casco del barco, tal y como exigía el Carlos V. No quería que se perdiera un buque tan significativo, el regalo del rey de Dinamarca. Tal vez su empeño revele sus sospechas de lo ocurrido. Pero más alla de especulaciones, los documentos de ese pleito nos hablan de la compleja sociedad que se encuentra el futuro emperador, una nobleza que quiere ponerle límites y desconfía de su llegada casi como un rey extranjero.Al final la artillería se rescató (119 piezas, no todas) con grandes trabajos sufragados por la Corona. Javier López nos relata que «el cañón me llevó al barco y el barco me llevó de nuevo al cañón», porque: ¿Qué hacía entonces en San Sebastián un cañón danés tan antiguo? La lombarda apareció en 1937 durante la recuperación de un vapor hundido en el puerto de Pasajes en 1936 para bloquearlo ante la llegada del ejército franquista.
¿Quedará algún resto del barco bajo el limo de la Ría de Pasajes? Es probable que, si salió un cañón, queden más restos. Es una zona de frecuentes dragas por el sedimento que arrastra el río Oyarzun. Además, esta historia recuperada merece tener protagonismo en las rutas turísticas carolinas. Por si fuera poco, el quinto centenario del viaje de Carlos es el año que viene. ¿Hará algo España para conmemorarlo?
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