Por supuesto no me estoy refiriendo a los fantasmas de la película de Amenabar, sino a personajes muy reales, aunque parece que no existen en la situación que vivimos en España, no solo en este momento más álgido, sino desde hace años y sin remedio.
Efectivamente, desde el pasado mes de Mayo, tras los resultados de las elecciones Autonómicas y Locales, se han escrito rios de tinta y lanzado a las ondas infinidad de palabras e imágenes, sobre el giro que se avecinaba y se iba confirmando tras la aparición de grupos, más que partidos políticos, constituidos por antisistemas pertenecientes a movimientos como el 15-M, asalto al Congreso, contra desahucios y participantes en todas las manifestaciones violentas contra cualquier cita internacional, ya fuera sobre el Medio Ambiente, el G-20, control de fronteras, etc.
Por supuesto, una vez ocupados los respectivos sillones de poder, iniciaron las actuaciones propias de mentes sectarias e ideologías radicales, en pos de la revancha contenida durante casi cuatro decenios, abonando el campo para facilitar el acceso a instituciones de mayor nivel a partidos de similar ideología que, con el apoyo no desmentido de países extranjeros, están dispuestos a asaltar (según su lenguaje), el poder a nivel nacional a toda costa, aplicando su filosofía de que el fin justifica los medios. De esa forma se convirtieron en noticia, más aún ellos fueron noticia.
Por lo cual, en estas lineas no serán estos movimientos a los que me refiera. Se valen muy bien por si solos en cuestiones de propaganda y en el empleo de las nuevas técnicas de comunicación, que usan para difundir ampliamente sus pretensiones de alcanzar con sus engañosos métodos la dirección del Estado, denunciando ampliamente las debilidades del contrario, aprovechando las necesidades de los desfavorecidos y exagerando las bondades de sus utópicas promesas para un nuevo orden social.
Por el contrario este mensaje está dedicado a “los otros”, los que habiendo tenido en sus manos la capacidad de evitar que volviera a nuestra Patria el radicalismo de la ideología que llevó a los españoles al peor de los enfrentamientos, cual es una guerra fratricida , no supieron aprovechar la gran oportunidad de una transición mediante las reformas necesarias para reglar un sistema democrático, evitando la aparición de conductas ya superadas muchos años antes para que prevaleciera la paz y que permitiera el verdadero progreso en lugar de dividir y enfrentar: ideas, territorios y personas.
Desgraciadamente no fue así y los empeñados en que España no prospere, independientemente del régimen que constituya su Estado, fueron tomando posiciones a la espera de aprovechar las vulnerabilidades que observaban en los errores y vicios de los partidos en el poder y su repercusión social.
“Los otros” de entonces fueron los responsables del deterioro de la auténtica Democracia y del Estado de Derecho, tanto por sus practicas partidistas de ejercer el poder, como por la intervención de la política en Instituciones que deberían estar despolitizadas en el desempeño de sus cometidos como garantes constitucionales, tal es el caso de la Justicia y las Fuerzas Armadas. Mientras, se despreocupaban de actuar decididamente para consolidar la conciliación necesaria que salvaguardara al Estado y no dejarlo llegar a la situación actual, en la que se han ocupado escaños en las Cortes Generales por representantes electos que cuestionan la unidad de España y su Constitución, aunque se apoyen en ella para hacerlo. Situación que se hubiera podido evitar si “los otros” hubieran adoptado medidas protectoras, como ocurre en algún país democrático cuya Constitución contempla la prohibición de partidos políticos por razones similares, sin detrimento de su Democracia.
Ahora bien, las causas previas relacionadas no deben ser excusa para que “los otros” del momento, dejen que la situación siga su curso sin reaccionar ante la posibilidad de que se les imponga por los que propugnan asaltar el poder, un sistema en contra de lo deseado por la gran mayoría de los españoles, tal y como expresaron el pasado 20 de Diciembre.
Es cierto que son muchas las manifestaciones que expresan, sin eufemismos, su oposición a los hechos que suceden y están por suceder, sin embargo los acontecimientos presentes y futuros no pueden pararse con simples mensajes de advertencia, queja o simplemente sarcásticos frente a la actitud de ir a por todas de los asaltantes.
“Los otros” actuales, nosotros, debemos ser conscientes de la necesidad de unión en defensa de lo que creemos, los principios imperecederos de la unidad de España y la igualdad de los españoles en sus derechos y deberes, para lo que será necesario adaptar las leyes que obliguen a cumplir dichos principios, no como parece que quieren hacerlo los negociadores para la investidura.
Son muchas las Asociaciones, Hermandades, Organizaciones y algún Partido político que defienden los mismos principios, pero falta la capacidad de concentrar sus esfuerzos individuales y la voluntad de actuar con visibilidad de presencia conjunta, para contrarrestar el desparpajo y agresividad de quienes están imponiendo su ideología por la fuerza y sin reservas.
Todos los que formamos esa mayoría dispersa pero con igual objetivo, lo mejor para nuestra Patria, somos “los otros”, los que debemos buscar soluciones para que España prospere realmente desde su auténtica identidad antes de que la situación empeore. No se trata de excluir a nadie, pero no es cuestión de admitir que los españoles sean excluidos de España y a España de España misma.
No estoy expresando todo lo anterior en aras de una ideología determinada como manifestaba Fulgencio del Hierro en su comentario a mi anterior artículo “Las lineas rojas de la Democracia”. Todos los que aportamos sentimientos en este blog, no lo hacemos por defender ninguna ideología, que no tenemos, solo nos mueve un ideal, España.
Tampoco pretendemos hacer ningún tipo de presión a nadie ni con nada, como parece insinuar algún bloguero, argumentando que es la hora de la política. Así lo esperamos todos pero no parece que los encargados de hacerlo piensen mucho en España y quienes creemos en ella. Por eso no se trata de presionar, es la hora de hacer Política con mayúscula, es la hora de los españoles, la de “los otros”, nuestra hora.
¡POR ESPAÑA TODO POR ESPAÑA!
(Terminadas estas lineas y antes de publicarlas, aparece la noticia de un Manifiesto respaldado por un número importante de intelectuales en defensa de la unidad de España, como si adivinaran mi deseo que solo yo conozco. Espero que dicha iniciativa se una al ya veterano Manifiesto que salió de este blog con el mismo objetivo, la unión de nuestra Patria por encima de todo. Porque todos juntos lograremos superar el resto de problemas que nos aquejan por importantes que sean.)
Emilio Pérez Alamán Teniente General (R)
Efectivamente, desde el pasado mes de Mayo, tras los resultados de las elecciones Autonómicas y Locales, se han escrito rios de tinta y lanzado a las ondas infinidad de palabras e imágenes, sobre el giro que se avecinaba y se iba confirmando tras la aparición de grupos, más que partidos políticos, constituidos por antisistemas pertenecientes a movimientos como el 15-M, asalto al Congreso, contra desahucios y participantes en todas las manifestaciones violentas contra cualquier cita internacional, ya fuera sobre el Medio Ambiente, el G-20, control de fronteras, etc.
Por supuesto, una vez ocupados los respectivos sillones de poder, iniciaron las actuaciones propias de mentes sectarias e ideologías radicales, en pos de la revancha contenida durante casi cuatro decenios, abonando el campo para facilitar el acceso a instituciones de mayor nivel a partidos de similar ideología que, con el apoyo no desmentido de países extranjeros, están dispuestos a asaltar (según su lenguaje), el poder a nivel nacional a toda costa, aplicando su filosofía de que el fin justifica los medios. De esa forma se convirtieron en noticia, más aún ellos fueron noticia.
Por lo cual, en estas lineas no serán estos movimientos a los que me refiera. Se valen muy bien por si solos en cuestiones de propaganda y en el empleo de las nuevas técnicas de comunicación, que usan para difundir ampliamente sus pretensiones de alcanzar con sus engañosos métodos la dirección del Estado, denunciando ampliamente las debilidades del contrario, aprovechando las necesidades de los desfavorecidos y exagerando las bondades de sus utópicas promesas para un nuevo orden social.
Por el contrario este mensaje está dedicado a “los otros”, los que habiendo tenido en sus manos la capacidad de evitar que volviera a nuestra Patria el radicalismo de la ideología que llevó a los españoles al peor de los enfrentamientos, cual es una guerra fratricida , no supieron aprovechar la gran oportunidad de una transición mediante las reformas necesarias para reglar un sistema democrático, evitando la aparición de conductas ya superadas muchos años antes para que prevaleciera la paz y que permitiera el verdadero progreso en lugar de dividir y enfrentar: ideas, territorios y personas.
Desgraciadamente no fue así y los empeñados en que España no prospere, independientemente del régimen que constituya su Estado, fueron tomando posiciones a la espera de aprovechar las vulnerabilidades que observaban en los errores y vicios de los partidos en el poder y su repercusión social.
“Los otros” de entonces fueron los responsables del deterioro de la auténtica Democracia y del Estado de Derecho, tanto por sus practicas partidistas de ejercer el poder, como por la intervención de la política en Instituciones que deberían estar despolitizadas en el desempeño de sus cometidos como garantes constitucionales, tal es el caso de la Justicia y las Fuerzas Armadas. Mientras, se despreocupaban de actuar decididamente para consolidar la conciliación necesaria que salvaguardara al Estado y no dejarlo llegar a la situación actual, en la que se han ocupado escaños en las Cortes Generales por representantes electos que cuestionan la unidad de España y su Constitución, aunque se apoyen en ella para hacerlo. Situación que se hubiera podido evitar si “los otros” hubieran adoptado medidas protectoras, como ocurre en algún país democrático cuya Constitución contempla la prohibición de partidos políticos por razones similares, sin detrimento de su Democracia.
Ahora bien, las causas previas relacionadas no deben ser excusa para que “los otros” del momento, dejen que la situación siga su curso sin reaccionar ante la posibilidad de que se les imponga por los que propugnan asaltar el poder, un sistema en contra de lo deseado por la gran mayoría de los españoles, tal y como expresaron el pasado 20 de Diciembre.
Es cierto que son muchas las manifestaciones que expresan, sin eufemismos, su oposición a los hechos que suceden y están por suceder, sin embargo los acontecimientos presentes y futuros no pueden pararse con simples mensajes de advertencia, queja o simplemente sarcásticos frente a la actitud de ir a por todas de los asaltantes.
“Los otros” actuales, nosotros, debemos ser conscientes de la necesidad de unión en defensa de lo que creemos, los principios imperecederos de la unidad de España y la igualdad de los españoles en sus derechos y deberes, para lo que será necesario adaptar las leyes que obliguen a cumplir dichos principios, no como parece que quieren hacerlo los negociadores para la investidura.
Son muchas las Asociaciones, Hermandades, Organizaciones y algún Partido político que defienden los mismos principios, pero falta la capacidad de concentrar sus esfuerzos individuales y la voluntad de actuar con visibilidad de presencia conjunta, para contrarrestar el desparpajo y agresividad de quienes están imponiendo su ideología por la fuerza y sin reservas.
Todos los que formamos esa mayoría dispersa pero con igual objetivo, lo mejor para nuestra Patria, somos “los otros”, los que debemos buscar soluciones para que España prospere realmente desde su auténtica identidad antes de que la situación empeore. No se trata de excluir a nadie, pero no es cuestión de admitir que los españoles sean excluidos de España y a España de España misma.
No estoy expresando todo lo anterior en aras de una ideología determinada como manifestaba Fulgencio del Hierro en su comentario a mi anterior artículo “Las lineas rojas de la Democracia”. Todos los que aportamos sentimientos en este blog, no lo hacemos por defender ninguna ideología, que no tenemos, solo nos mueve un ideal, España.
Tampoco pretendemos hacer ningún tipo de presión a nadie ni con nada, como parece insinuar algún bloguero, argumentando que es la hora de la política. Así lo esperamos todos pero no parece que los encargados de hacerlo piensen mucho en España y quienes creemos en ella. Por eso no se trata de presionar, es la hora de hacer Política con mayúscula, es la hora de los españoles, la de “los otros”, nuestra hora.
¡POR ESPAÑA TODO POR ESPAÑA!
(Terminadas estas lineas y antes de publicarlas, aparece la noticia de un Manifiesto respaldado por un número importante de intelectuales en defensa de la unidad de España, como si adivinaran mi deseo que solo yo conozco. Espero que dicha iniciativa se una al ya veterano Manifiesto que salió de este blog con el mismo objetivo, la unión de nuestra Patria por encima de todo. Porque todos juntos lograremos superar el resto de problemas que nos aquejan por importantes que sean.)
Emilio Pérez Alamán Teniente General (R)
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