jueves, 25 de febrero de 2016

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO

                                





 
ABC de Sevilla,  23 de febrero  de 2016               
                             
 
El legionario de la melódica
Quizá esté equivocado, pero a ese instrumento musical, como escolar o de payasos del circo, creo que le llaman "melódica". Trataré de describirlo, para que sepan de qué hablamos. Es como una gran flauta grande y cuadrada, con un teclado como de acordeón, que se sopla por una boquilla en uno de sus extremos y emite un sonido parecido a la armónica. Como la flauta dulce, creo que se utiliza mucho en los colegios. Y lo sacaban a veces los Payasos de la Tele. Tal instrumento tocaba un personaje callejero sevillano estrictamente entrañable, que de golpe he dejado de ver. Lo recodarán al instante, y le pondrán cara, atuendo y hasta sonido si les digo que era aquel señor mayor, siempre con gorro legionario, que casi siempre en la esquina de Veláquez y Tetuán con Rioja u otras veces por La Campana, tocaba marchas militares e himnos patrióticos y pedía la voluntad. Siempre con su chapiri legionario calado, con el meneíto de su rojo borlón, la verdosa camisa desabrochada que le dejaba el pecho bizarramenmte al aire, con sus insignias metálicas colgadas, donde no faltaba el camello de la Guerra de Ifni. Izaba cada tarde el sonido de la enseña nacional con el "Banderita tú eres roja" en esa esquina sevillana, junto a la farmacia, o sentado en los macetones de las plantas ornamentales. Y después, con toda la calor, le cambiaba de color a la sonora sala de estamdartes, y ponía hielo en las cumbres del recuerdo de los que de niños fueron a un campamento del Frente de Juventudes, porque hacía blanco el horizonte y rojinegras de Falange las enseñas de sus "Montañas nevadas, banderas al viento".
Pero cuando su chapiri legionario le echaba tanta emoción y coraje que, vamos, sólo le faltaba delante la cabra y la escuadra de gastadores del Tercio Duque de Alba, era cuando tocaba "El Novio de la Muerte". En esa música pienso cada vez que paso ahora por esa esquina de Rioja, donde cerró Stradivarius, frente a la Joyería Abrines, y no escucho al antiguo legionario del chapiri y la melódica. ¿Se habrá encontrado con su novia la muerte este simpático personaje sevillano que nos daba como tapitas del convidás a Patria con sus marchas militares y sus himnos? En aquella esquina echo en falta que suenen "Los Voluntarios", o "La Bejarana", o el himno que proclama que "Gibraltar, Gibraltar" es punta amada de todo español. O que aparezcan los Reyes Católicos en persona en la melodía con chapiri: "De Isabel y Fernando/el espíritu impera..." Canciones de fuego de campamento, de marchas de instrucciòn en el CIR de Camposoto, en El Copero, en Las Canteras, en Obejo, en Cerro Muriano. La banda sonora de la España que algunos quieren destruir al Norte y al Noreste.
¿Qué ha pasado con este personaje sevillano, que de pronto se nos ha ido como se fue Vicente con su canasto, y se fue el Hombre de los Pollitos, y se fue Sarasate con su violín y se fue el Chato del Acordeón y toda esa cervantina galería de tipos callejeros para la leyenda? Lo ha preguntado y nadie ha sabido darme norte de a qué montañas nevadas se habrá ido nuestro legionario. Se lo pregunté al que vende los cupones en esa esquina y respuesta darme no supo. Se lo pregunté al señor que vende orozuz de palo sobre su mesita de campimplaya y me dio muy mala espina cuando me dijo:
-- Pues ya hace tiempo que ni siquiera va por el comedor...
El comedor, como comprenderán, no es el del Hotel Alfonso XIII. Tiene que ser el comedor de la Orden de Malta en Mendigorría, o el del Pozo Santo, o el de la Maestranza en Pagés del Corro. El comedor social. ¿Habrá muerto el legionario de la melódica? ¿Estará en La Caridad, como Carlitos Fernández con sus palillos de granadillo o como Loreto con su llamador del Sentencia? Paso por su esquina y echo en falta el meneíto de su borlón del chapiri emocionándonos con una marcha militar. Nadie en Sevilla sabía quién era aquel legionario... Si ha muerto, sólo espero que, como tantas tardes pidió con la música de sus himnos legionarios en la esquina de Rioja, lo hayan enterrado con la bandera de España. --
 

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