por Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Negociación transformada en enfrentamiento. Irreconciliables, irresponsables posturas. La raíz de la responsabilidad es la libertad. ¿Cómo explicárselo a estos políticos que exhiben como único valor el de la juventud? Un valor efímero. En el fugaz transcurso de una legislatura se les acaba la frescura. Olvidan el significado de libertad, si es que alguna vez lo conocieron más allá de las peroratas que escucharon. Entienden su libertad como un juego donde creen interpretar el sentir popular. Ganar es lo de menos. Treinta monedas es el precio del trato. La agitación el arma secreta.
Exigir libertad es exigir responsabilidad. Es un momento decisivo para España. El problema no es de gobernanza. Encima de la mesa se negocia la ruptura de España. Ese es y no otro el problema: ‹‹si no hay unidad en España, en Cataluña, en el País Vasco, en todo el país, no nos salvamos››, dijo Tarradellas. Luego habló de ‹‹golpe de timón››, ‹‹golpe de bisturí››, que todos repitieron hasta caer en la encerrona del 23F. Puente de plata para Pujol: ¡tranquilo, Jordi, tranquilo! Mas y el camino a la ruptura: ‹‹tienen un problema y se llama tres por ciento››. Ahora preparan la emboscada, el golpe final. Ahí está el problema: España. Quieren romperla, negociar y venderla a buen precio. Abuso de poder. Política de viejas pasiones. No hay adversarios sino enemigos. Esperan, tras el ruido mediático de la batalla, tras el humo de los disparos, el asalto final.
Un buen jefe debe saber que:
-Cuando todo tu Estado Mayor te da la razón es que ninguno está pensando.
-Un Jefe nunca debe pensar en lo que él quiere hacer sino en lo que debe hacerse.
– Después de una batalla perdida, lo que da más pena es una batalla ganada.
Siempre será la infantería la más castigada. Nadie oirá sus lamentos. Los otros, ganen o pierdan, nunca sufren. Perderá España y perderemos todos.
Quieren romper España. Ese es el problema y no otro.
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