JORNADA DE REFLEXIÓN. EL HATCHET MAN (General de División Rafael Dávila Álvarez)
De nada ha servido la jornada de reflexión. No me refiero a la electoral sino a esa larga y necesaria reflexión constante, prudente y obligada, exigible a todo el que manda o dirige. Los que dirigen, incluso mandan, en España no reflexionan cuando ganan y si pierden nunca la reflexión les lleva a exigirse responsabilidades. Siguen y siguen… duran y duran. Con más capas encima que una cebolla quedan protegidos de la realidad de sus errores que achacan siempre a los demás.
‹‹Si todos están de acuerdo contigo es que ninguno está pensando››, decía el general Patton. Es el peligro de verse rodeado de escasa inteligencia y mucha soberbia proyectada a base de arrogantes portavoces. La alabanza innecesaria, además de ofender, debilita y conduce al fracaso.
Hay batallas perdidas de antemano, no a causa de una superioridad incontrastable del adversario, sino por falta de fe, confianza y entusiasmo.
Urge que los que han perdido ganando hagan una reflexión interna, valoren sus errores y se planteen cuánto hay de responsabilidad individual y diferencien el error colectivo del suyo propio. Puede ser que el máximo responsable sea el líder y deba dar un paso atrás para que otro asuma el mando. Mientras esto no ocurra seguiremos anclados en la individualidad.
Por otro lado, el peligro de alguno de los partidos que han ganado perdiendo es que viven exclusivamente de un líder al que siguen ciegamente sabiendo que, aunque no ganen, mantendrá el río revuelto donde podrán pescar sin dar palo al agua, con la protesta y la algarada como medio de supervivencia. Detrás del líder no hay nada. No hay proyecto viable sino promesas incumplidas ya que solo se trata de un programa electoral basado en la política de agitación.
La situación después de estas elecciones va más allá de la complejidad acercándose a un evidente riesgo y a una mayor fractura social. Los desafíos exigen estar vigilantes, con la ley en la mano, sin descuidar ni ceder un palmo de terreno. Cobra su mayor protagonismo la independencia de poderes. Libre es cada cual para plantear su opción política, pero no es libre para saltarse la ley aplicando su normativa peculiar y particular. Empieza de nuevo la pesca en río revuelto: ‹‹Referéndun en Cataluña o nada››, intransigencia, aquí están mis condiciones y no hay otras. Es la oferta de negociación de la agitación.
Dicen que el futuro es el diálogo y la negociación.
Hay que poner condiciones, las de la ley, y saber hacerlo. En el ejército de los Estados Unidos de América, ante la complejidad del desarrollo de las operaciones y los distintos caracteres de cada jefe, utilizan la figura del facilitador , un hábil negociador que resulta esencial para resolver numeroso problemas. Pero curiosamente también hacen uso de la figura contraria, el hatchet man, hombre de fuerte personalidad que asume las tareas de negociación más desagradables y no se deja llevar por la necesaria imagen que hay que vender de cordialidad y negociación.
Nuestro hatchet man debe tener muy claras cuales son las condiciones de la negociación, sea quien sea su interlocutor, y debe ser inflexible a la vez que humilde. Las premisas de la negociación están muy claras, y ya las expusimos en nuestro manifiesto:
Que la Constitución española se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles.
Que, por tanto, no hay más Nación que España que ha de permanecer unida de manera ‹‹indisoluble››.
Que la unidad de España ni se dialoga ni se negocia y que la solidaridad es un mandato constitucional.
Facilitador, negociador, hatchet man, llámenlo como quieran pero concesiones a la ruptura ni una.
Decía Lord Wellington que toda su vida de campaña había transcurrido intentando adivinar lo que había al otro lado de la colina. ¡Cuidado! Podría ser que al que ha ganado perdiendo le permitan gobernar mientras una auténtica guerra de guerrillas acabe consumiéndolo y logre su objetivo la política de algarada.
El hatchet man nunca debe dejar de observar lo que se esconde al otro lado de la colina. Mientras se esconden seguro que algo intentarán. Es necesaria una larga jornada de reflexión.
Lo digo por España, todo por España.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Nuestro Manifiesto: POR ESPAÑA. TODO POR ESPAÑA
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