Los mayores de hoy son diferentes. Hacen deportes de riesgo, empiezan a estudiar una carrera a una edad muy avanzada, se convierten en voluntarios entregados, son absolutamente innovadores, participativos, digitales, elegantes... Y sobre todo, «son personas a las que les encanta intercambiar conocimiento, sabiduría, y experiencias», tal y como asegura Eleonora Barone, fundadora de mYmO, una entidad experta en colocar el talento senior en las organizaciones del siglo XXI. «La sociedad ha cambiado mucho, pero la palabra "mayor" sigue significando lo mismo. Habría que revisar el vocabulario, y las etiquetas que este conlleva. Hay que ver ahora si son adultos mayores, o senior, y que las mujeres se puedan reconocer en ese discurso o lenguaje del talento». «Ser mayor ya no significa querer estar solo jugando al mus o a la petanca en el parque disfrutando del júbilo de la vida. Lo que necesitan muchos mayores son espacios de integración y de participación».
También las empresas deberían ser conscientes, a su juicio, «de que es ridículo considerar mayor a una persona de 50 años. El futuro pasa por la convivencia de equipos de todas las generaciones, donde haya una transferencia del conocimiento, cosa que no se suele gestionar con mucho acierto». Por eso, concluye Barone, «es crucial favorecer al máximo el intercambio generacional. Tenemos que construir una sociedad todos juntos, de otra forma no llegaremos a ningún lado. Tenemos mucho que aprender de los mayores».
La realidad es que antes la jubilación significaba el fin de la etapa activa de la vida. Hoy, muchos están a pleno rendimiento y dispuestos a no desperdiciar ni un segundo de esta maravillosa fase Es, por ejemplo, el caso de Enrique Fominaya. Este jubilado recorre casi a diario los 70.000 metros cuadrados del recinto que el Museo del Aire tiene en Cuatro Vientos. Se sabe la historia de todas y cada una de las más de 140 aeronaves, así como de los uniformes, condecoraciones, motores, maquetas y otros fondos relacionados con la aviación que allí se muestran. No en vano es, además del secretario general de la Asociación Amigos del Museo del Aire, el formador de los guías que enseñan el centro.
También las empresas deberían ser conscientes, a su juicio, «de que es ridículo considerar mayor a una persona de 50 años. El futuro pasa por la convivencia de equipos de todas las generaciones, donde haya una transferencia del conocimiento, cosa que no se suele gestionar con mucho acierto». Por eso, concluye Barone, «es crucial favorecer al máximo el intercambio generacional. Tenemos que construir una sociedad todos juntos, de otra forma no llegaremos a ningún lado. Tenemos mucho que aprender de los mayores».
La realidad es que antes la jubilación significaba el fin de la etapa activa de la vida. Hoy, muchos están a pleno rendimiento y dispuestos a no desperdiciar ni un segundo de esta maravillosa fase Es, por ejemplo, el caso de Enrique Fominaya. Este jubilado recorre casi a diario los 70.000 metros cuadrados del recinto que el Museo del Aire tiene en Cuatro Vientos. Se sabe la historia de todas y cada una de las más de 140 aeronaves, así como de los uniformes, condecoraciones, motores, maquetas y otros fondos relacionados con la aviación que allí se muestran. No en vano es, además del secretario general de la Asociación Amigos del Museo del Aire, el formador de los guías que enseñan el centro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario