DOS VASCOS LEGIONARIOS
El año 1957 las agresiones armadas del Ejército de Liberación, brazo armado del Partido Nacionalista marroquí Istiqlal, se suceden por el Sahara Occidental español. En Diciembre de ese año es atacado El Aaiún. El mando decide iniciar una serie de acciones ofensivas de corto radio de acción para obtener información de contacto. En El Aaiún, las más importantes se realizan sobre el oasis del Messeied y Edchera los días 22 de Diciembre y 13 de Enero de 1958.
El 13 de enero a las 7 de la mañana salía de El Aaiún la XIII Bandera de la Legión en dirección a Edchera para reconocer y obtener información de contacto. Sobre el borde de la Saguia el Hamra se encuentran los legionarios con un enemigo perfectamente organizado y protegido que abre un compacto y eficaz fuego. La Compañía del Capitán Jáuregui, que marcha en vanguardia, inicia la maniobra de envolvimiento llegando hasta el fondo de la Saguia con una Sección al mando del Brigada legionario Fadrique. Allí son envueltos y atacados por el frente y los flancos, acabando en el combate cuerpo a cuerpo.
Al morir el Capitán Jáuregui, el Brigada Fadrique ordena a sus hombres replegarse, quedándose él y el legionario Juan Maderal Oleaga protegiendo el repliegue.
Los dos riegan con su sangre la tierra ardiente en lucha contra un enemigo que les cuadriplica en número. El Brigada Fadrique y el Caballero Legionario Maderal mueren heroicamente cumpliendo el Credo de la Legión. Su muerte salva las vidas de sus compañeros. El 13 de febrero de 1962 se concede la Cruz Laureada de San Fernando al Brigada legionario Francisco Fadrique Castromonte y el 8 de enero de 1966 al Caballero Legionario Juan Maderal Oleaga. Es el último soldado español al que se le ha concedido la Laureada de San Fernando, un legionario, condecoración que es sin duda la que requiere más requisitos y exigencias para su concesión entre todos los ejércitos del mundo.
El Caballero Legionario Juan Maderal Oleaga era un hombre sencillo, de una familia humilde de Bilbao; tenía 21 años cuando murió. Cuenta su padre que Jontxu, como le llamaban en casa, era bajito pero grande de corazón. En 1956 decidió alistarse en la Legión; su hermano José María había sido legionario y él quería serlo. El uniforme era para él lo más importante. Jontxu era feliz, contaba su padre, iba a venir de permiso cuando pasó “aquello”, decía, y aquello era…
“Reciba usted mi pésame como padre de un muchacho, casi un niño, y mi enhorabuena como padre de un soldado. Su hijo ha muerto como un héroe”, le dijo el Coronel al darle la noticia.
Luego llegaron los homenajes en su barrio, Erandio, el nombre de una plaza y la estatua que le erigieron. Pero apareció la repugnante alimaña vomitando sus entrañas de odio, la ETA, amenazando por el homenaje a Juan Maderal acusándole de haber participado en la Guerra Civil cuando por entonces ni había nacido. Aprovechando una manifestación arrancaron de cuajo el monumento erigido en su nombre arrojándolo al Nervión.
No descansaba el vómito de la fiera y el 17 de Marzo de 1979 tres cobardes encapuchados acribillaron a balazos, cuando se dirigía a su trabajo, a su hermano José María Maderal Oleaga Presidente de la Hermandad de Antiguos Caballeros legionarios de Vizcaya. Era el hermano de Juan que había despertado la vocación legionaria del héroe de Edchera. Siete impactos de tres alimañas etarras acabaron con su vida.
Desde el Sahara, desde la Saguia el Hamra en el Aaiún, hay una larga distancia hasta la calle Bilbao la Vieja, una larga distancia unida para siempre en el recuerdo de dos hermanos legionarios que amaban a España y a la Legión. Por España han vertido su sangre y ser legionarios les costó a los dos la vida. Pero la vida se da por una causa, por un ideal, por un compañero. Juan Maderal Oleaga murió frente al enemigo, combatiendo por salvar a sus compañeros; por ellos dio la vida generosamente como corresponde a un legionario. A José María se la arrebataron por ser legionario, pero no fue el enemigo quien lo hizo, no fue en ningún combate frente a frente. Fue un asesinato cometido por tres repugnantes personajes, emblemas de la cobardía, que lloriquean y tiemblan al oír la palabra Legión. Tenían que ser tres o la banda entera para poder acabar con la vida de un legionario y necesitaron siete balazos por la espalda porque ellos huyen ante la mirada.
La estatua de Juan se encuentra en la Brigada de La Legión en Almería, junto a sus compañeros legionarios, en formación apretada y distinguida donde sólo caben los héroes que dan la cara. Está mutilada porque así salió del fondo de las aguas del Nervión donde ha quedado su desnudo brazo para vergüenza de los asesinos. Sólo pedimos que España y los españoles no olviden hechos como los aquí descritos. La Legión nunca olvida y siempre, con el recuerdo y oración ante su Cristo de la Buena Muerte, rinde honores a sus muertos. Hoy son para Juan y José María Maderal Oleaga, el Capitán Jáuregui, el Brigada Fadrique y para todos los caídos en Edchera, 37 legionarios muertos.
General Dávila (R) (Jefe de La Legión española de 2001 a 2004)
El 13 de enero a las 7 de la mañana salía de El Aaiún la XIII Bandera de la Legión en dirección a Edchera para reconocer y obtener información de contacto. Sobre el borde de la Saguia el Hamra se encuentran los legionarios con un enemigo perfectamente organizado y protegido que abre un compacto y eficaz fuego. La Compañía del Capitán Jáuregui, que marcha en vanguardia, inicia la maniobra de envolvimiento llegando hasta el fondo de la Saguia con una Sección al mando del Brigada legionario Fadrique. Allí son envueltos y atacados por el frente y los flancos, acabando en el combate cuerpo a cuerpo.
Al morir el Capitán Jáuregui, el Brigada Fadrique ordena a sus hombres replegarse, quedándose él y el legionario Juan Maderal Oleaga protegiendo el repliegue.
Los dos riegan con su sangre la tierra ardiente en lucha contra un enemigo que les cuadriplica en número. El Brigada Fadrique y el Caballero Legionario Maderal mueren heroicamente cumpliendo el Credo de la Legión. Su muerte salva las vidas de sus compañeros. El 13 de febrero de 1962 se concede la Cruz Laureada de San Fernando al Brigada legionario Francisco Fadrique Castromonte y el 8 de enero de 1966 al Caballero Legionario Juan Maderal Oleaga. Es el último soldado español al que se le ha concedido la Laureada de San Fernando, un legionario, condecoración que es sin duda la que requiere más requisitos y exigencias para su concesión entre todos los ejércitos del mundo.
El Caballero Legionario Juan Maderal Oleaga era un hombre sencillo, de una familia humilde de Bilbao; tenía 21 años cuando murió. Cuenta su padre que Jontxu, como le llamaban en casa, era bajito pero grande de corazón. En 1956 decidió alistarse en la Legión; su hermano José María había sido legionario y él quería serlo. El uniforme era para él lo más importante. Jontxu era feliz, contaba su padre, iba a venir de permiso cuando pasó “aquello”, decía, y aquello era…
“Reciba usted mi pésame como padre de un muchacho, casi un niño, y mi enhorabuena como padre de un soldado. Su hijo ha muerto como un héroe”, le dijo el Coronel al darle la noticia.
Luego llegaron los homenajes en su barrio, Erandio, el nombre de una plaza y la estatua que le erigieron. Pero apareció la repugnante alimaña vomitando sus entrañas de odio, la ETA, amenazando por el homenaje a Juan Maderal acusándole de haber participado en la Guerra Civil cuando por entonces ni había nacido. Aprovechando una manifestación arrancaron de cuajo el monumento erigido en su nombre arrojándolo al Nervión.
No descansaba el vómito de la fiera y el 17 de Marzo de 1979 tres cobardes encapuchados acribillaron a balazos, cuando se dirigía a su trabajo, a su hermano José María Maderal Oleaga Presidente de la Hermandad de Antiguos Caballeros legionarios de Vizcaya. Era el hermano de Juan que había despertado la vocación legionaria del héroe de Edchera. Siete impactos de tres alimañas etarras acabaron con su vida.
Desde el Sahara, desde la Saguia el Hamra en el Aaiún, hay una larga distancia hasta la calle Bilbao la Vieja, una larga distancia unida para siempre en el recuerdo de dos hermanos legionarios que amaban a España y a la Legión. Por España han vertido su sangre y ser legionarios les costó a los dos la vida. Pero la vida se da por una causa, por un ideal, por un compañero. Juan Maderal Oleaga murió frente al enemigo, combatiendo por salvar a sus compañeros; por ellos dio la vida generosamente como corresponde a un legionario. A José María se la arrebataron por ser legionario, pero no fue el enemigo quien lo hizo, no fue en ningún combate frente a frente. Fue un asesinato cometido por tres repugnantes personajes, emblemas de la cobardía, que lloriquean y tiemblan al oír la palabra Legión. Tenían que ser tres o la banda entera para poder acabar con la vida de un legionario y necesitaron siete balazos por la espalda porque ellos huyen ante la mirada.
La estatua de Juan se encuentra en la Brigada de La Legión en Almería, junto a sus compañeros legionarios, en formación apretada y distinguida donde sólo caben los héroes que dan la cara. Está mutilada porque así salió del fondo de las aguas del Nervión donde ha quedado su desnudo brazo para vergüenza de los asesinos. Sólo pedimos que España y los españoles no olviden hechos como los aquí descritos. La Legión nunca olvida y siempre, con el recuerdo y oración ante su Cristo de la Buena Muerte, rinde honores a sus muertos. Hoy son para Juan y José María Maderal Oleaga, el Capitán Jáuregui, el Brigada Fadrique y para todos los caídos en Edchera, 37 legionarios muertos.
General Dávila (R) (Jefe de La Legión española de 2001 a 2004)
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